―¡Ah, generación incrédula y perversa! —respondió Jesús—. ¿Hasta cuándo tendré que estar con vosotros? ¿Hasta cuándo tendré que soportaros? Traedme acá al muchacho.
Jesús reprendió al demonio, el cual salió del muchacho, y este quedó sano desde aquel momento.