”Ustedes, pueblo mío,
cometieron dos pecados:
me abandonaron a mí,
que soy para ustedes una fuente
de agua que les da vida,
y se hicieron sus propios estanques,
que no retienen el agua.
Yo era su guía,
pero ustedes me rechazaron.
”Israelitas,
¿qué ganan ahora con confiar
en el poder de Egipto
y en el poder de Asiria?
Ustedes son libres;
¡no nacieron siendo esclavos!
¿Por qué ahora los tratan así?
”¡Los soldados de Menfis y Tafnes
han acabado con sus gobernantes!
¡Lanzan rugidos, como leones,
y destruyen el país!
¡Han quemado las ciudades,
y ya nadie vive en ellas!