9-13 (2-6) que diera las siguientes instrucciones a los sacerdotes:
«Las ofrendas que se presentan para ser quemadas en mi honor deben quedarse toda la noche sobre el fuego del altar, hasta quemarse completamente. El sacerdote se pondrá su túnica y su ropa interior de lino, y luego de recoger las cenizas de la ofrenda quemada las depositará a un costado del altar. Después de eso se cambiará de ropa y llevará las cenizas a un lugar especial fuera del campamento. Todas las mañanas, el sacerdote le echará más leña al fuego, y sobre el fuego pondrá el animal que vaya a ser quemado en mi honor, junto con la grasa de los animales ofrecidos para pedirme salud y bienestar.
»El fuego del altar debe estar siempre encendido. Se trata de un fuego que nunca debe apagarse.