y le dijo:
—Vuelve a acostarte y si alguien te llama, respóndele: «Habla, Señor, que tu servidor escucha».
Y Samuel se fue a acostar a su habitación. El Señor volvió a insistir y lo llamó como antes:
—¡Samuel! ¡Samuel!
Y él le respondió:
—Habla, que tu servidor escucha.