“Ciro, rey de Persia, dispone lo siguiente: El Señor, Dios de los cielos, ha puesto en mis manos todos los reinos de la tierra y me ha encargado que le construya un templo en Jerusalén, que está en la región de Judá. Así que, a cualquiera de vosotros que pertenezca al pueblo del Señor, que Dios le ayude, y vaya a Jerusalén, que está en Judá, a construir el templo del Señor, el Dios de Israel, que es el Dios que habita en Jerusalén.