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2 REYES 23

23
Renovación de la alianza
(2 Cr 34,29-32a)
1El rey mandó convocar a todos los ancianos de Judá y Jerusalén. 2Luego el rey subió al Templo, acompañado por toda la gente de Judá, todos los habitantes de Jerusalén, los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo, pequeños y grandes, y allí les leyó en voz alta todo el contenido del Libro de la Alianza encontrado en el Templo. 3Entonces se puso en pie junto a la columna y selló la alianza ante el Señor, comprometiéndose a seguirlo, a observar sus mandamientos, normas y preceptos con todo el corazón y toda el alma y a cumplir todas las estipulaciones contenidas en el libro de la Alianza. Y todo el pueblo se comprometió con esta alianza.
Reforma de Josías
(2 Cr 34,3-5)
4Luego el rey ordenó al sumo sacerdote Jilquías, a los sacerdotes auxiliares y a los porteros que sacasen del Templo todos los objetos dedicados a Baal, a Astarté y a todos los astros celestes; los hizo quemar fuera de Jerusalén, en los campos del Cedrón y mandó llevar sus cenizas a Betel.#21,3-7. 5Destituyó a los sacerdotes instituidos por los reyes de Judá para quemar incienso en los santuarios de las ciudades de Judá y alrededores de Jerusalén y a los que quemaban incienso a Baal, al sol, a la luna, a los signos del zodíaco y a todos los astros celestes.#1 Re 14,23-24 (ver Dt 12,2-7.13-14; 16,21; 23,18-19). 6Sacó del Templo la columna sagrada, la llevó fuera de Jerusalén, al torrente Cedrón, y la quemó allí hasta reducirla a cenizas, que luego tiró a la fosa común. 7Demolió las habitaciones del Templo dedicadas a la prostitución sagrada, donde las mujeres tejían mantos para Astarté. 8Hizo venir de las ciudades de Judá a todos los sacerdotes y profanó los santuarios donde quemaban incienso, desde Gueba hasta Berseba. Destruyó los santuarios de los sátiros que había junto a la puerta de Josué, gobernador de la ciudad, a mano izquierda de la entrada a la ciudad. 9Sin embargo, los sacerdotes de los santuarios no podían servir en el altar del Señor en Jerusalén y solo podían compartir con sus hermanos los panes sin levadura. 10Josías profanó también el quemadero del valle de Ben Hinón, para que nadie quemase a sus hijos o hijas en sacrificio a Moloc. 11Retiró los caballos que los reyes de Judá habían dedicado al sol a la entrada del Templo, junto a la habitación del eunuco Natanmélec, en los anejos del Templo, y quemó los carros del sol. 12Josías demolió los altares que los reyes de Judá habían construido en la azotea de la sala de Ajab y los altares construidos por Manasés en los dos patios del Templo, los pulverizó y arrojó el polvo en el torrente Cedrón. 13Profanó también los santuarios que había frente a Jerusalén, al sur del monte de los Olivos, construidos por Salomón, el rey de Israel, en honor de Astarté, diosa despreciable de los fenicios, en honor de Quemós, dios despreciable de Moab, y de Malcón, dios despreciable de los amonitas.#1 Re 11,7. 14Trituró las estatuas, derribó los postes sagrados y rellenó sus huecos con huesos humanos.
15También derribó el altar de Betel y el santuario construido por Jeroboán, el hijo de Nabat, con el que hizo pecar a Israel; quemó el santuario hasta reducirlo a cenizas y quemó igualmente el poste sagrado.#1 Re 12,29; 13,1-2.32. 16Josías giró el rostro y al ver los sepulcros que había en el monte, mandó recoger los huesos de los sepulcros y los quemó sobre el altar, para profanarlo, cumpliendo así la palabra del Señor proclamada por el hombre de Dios que predijo estos hechos. 17Luego preguntó:
—¿Qué monumento es ese que veo?
La gente de la ciudad le respondió:
—Es la sepultura del hombre de Dios que vino de Judá y profetizó todo lo que acabas de hacer contra el altar de Betel.#1 Re 13,11-32.
18Entonces Josías ordenó:
—Dejadlo. Que nadie toque sus huesos.
Y así se respetaron sus huesos junto con los del profeta que había venido de Samaría.
19Josías eliminó también todas las construcciones de los santuarios locales construidos por los reyes de Israel en las ciudades de Samaría para provocar la indignación del Señor e hizo con ellos lo mismo que había hecho en Betel. 20Luego degolló sobre los altares a todos los sacerdotes de los santuarios que había allí, quemó sobre ellos huesos humanos y regresó a Jerusalén.
Celebración de la Pascua
(2 Cr 35,1.18-19)
21Entonces el rey ordenó a todo el pueblo:
—Celebrad la Pascua en honor del Señor, vuestro Dios, según está escrito en este Libro de la Alianza.
22No se había celebrado una Pascua como esta desde la época en que los jueces gobernaban a Israel, ni durante el período de los reyes de Israel y de Judá. 23Esta Pascua en honor del Señor se celebró en Jerusalén el año décimo octavo del reinado de Josías.
Conclusión de la reforma y del reinado de Josías
(2 Cr 35,26-27; 36,1)
24Finalmente, Josías eliminó también a los brujos y adivinos, así como los dioses familiares, los ídolos y todas las aberraciones religiosas que encontró en el territorio de Judá y en Jerusalén, cumpliendo así las cláusulas de la ley escritas en el libro que el sacerdote Jilquías había encontrado en el Templo.#21,6; Dt 6,5; 18,11.
25Ni antes ni después de Josías hubo un rey como él, que se convirtiera al Señor de todo corazón y con toda el alma, totalmente de acuerdo con la ley de Moisés. 26Sin embargo, el Señor no aplacó su terrible cólera contra Judá, causada por la indignación que le había provocado Manasés. 27El Señor dijo:
—Expulsaré de mi presencia también a Judá, como expulsé a Israel, y rechazaré a Jerusalén, mi ciudad preferida, y al Templo en el que quise que residiera mi nombre.
28El resto de la historia de Josías y todo cuanto hizo está escrito en el libro de los Anales de los Reyes de Judá.
29Durante su reinado, el faraón Necó, rey de Egipto, subió para ayudar al rey de Asiria junto al río Éufrates, y Josías le salió al paso. Pero cuando se encontraron en Meguido, Necó lo mató. 30Sus oficiales trasladaron su cadáver en un carro y desde Meguido lo llevaron a Jerusalén, donde lo enterraron en su sepultura. Entonces el pueblo tomó a Joacaz, el hijo de Josías, y lo consagró rey en lugar de su padre.#2 Cr 35,20.24.
Últimos reyes de Judá (23,31–25,30)
Joacaz de Judá (609)
(2 Cr 36,2-4)
31Joacaz comenzó a reinar a los veintitrés años, y reinó en Jerusalén durante tres meses. Su madre se llamaba Jamutal y era hija de Jeremías, natural de Libná. 32Joacaz ofendió al Señor, igual que sus antepasados. 33El faraón Necó lo encarceló en Ribla, en territorio de Jamat, impidiéndole reinar en Jerusalén, e impuso al país un tributo de cien talentos de plata y un talento de oro. 34El faraón Necó nombró rey a Eliaquín, el hijo de Josías, en lugar de su padre, cambiando su nombre por el de Joaquín. Luego llevó a Egipto a Joacaz, donde murió. 35Joaquín entregó al faraón la plata y el oro. Pero tuvo que gravar con impuestos al país para satisfacer las exigencias del faraón y así recaudó de la gente, de cada uno según sus posibilidades, la plata y el oro para pagar al faraón Necó.
Joaquín de Judá (609-598)
(2 Cr 36,5-6a.8)
36Joaquín tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén durante once años. Su madre se llamaba Zebidá y era hija de Pedaías, natural de Rumá. 37Joaquín ofendió al Señor, igual que sus antepasados.

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