Isaías 63
63
Dios castiga a sus enemigos#63.1-6 El siguiente poema tiene forma de diálogo: Un guerrero que viene del sur, con las ropas manchadas de sangre, es invitado a revelar su identidad. Él no dice su nombre, pero sus palabras dan a entender que no puede ser otro que el Señor (v. 1), que llega para liberar a su pueblo (v. 4). Sus ropas están salpicadas de sangre, porque ha aplastado a los enemigos de su pueblo como se aplasta la uva para hacer el vino (v. 3).
1—¿Quién es ese que viene de Bosrá, capital de Edom,#63.1 Edom era un reino vecino de Israel, cuya capital, Bosrá, se encontraba a unos 30 km. al sudeste del Mar Muerto (cf. Is 34.6; Jer 49.13,22; Am 1.12). Su hostilidad contra los judíos de Palestina en tiempos del exilio había hecho de él el enemigo por excelencia de Israel (Sal 137.7; Lm 4.21-22). Se menciona aquí, más que como una nación particular, como el representante típico de los adversarios de Dios y de su pueblo.
con su ropa teñida de rojo,#63.1 Nótese que el nombre de Edom se parece a la palabra hebrea que significa rojo (adom). Además, el nombre de Bosrá trae a la memoria la figura del viñador (heb. bozer).
que viene vestido espléndidamente
y camina con fuerza terrible?
—Soy yo, que anuncio la victoria
y soy poderoso para salvar.
2—¿Y por qué tienes rojo el vestido,
como si hubieras pisado uvas con los pies?#63.2 Cf. Gn 49.11.
3—Sí, estuve pisando las uvas yo solo,#63.3 Cf. Lm 1.15; Jl 3.13(4.13); Ap 14.20; 19.15.
nadie me ayudó;
lleno de ira pisoteé a mis enemigos,
los aplasté con furor,
y su sangre me salpicó los vestidos
y me manchó toda la ropa.#63.3 Cf. Ap 19.13.
4Yo decidí que un día tendría que hacer justicia;
había llegado el tiempo de libertar a mi pueblo.
5Miré, y no había quien me ayudara;
quedé admirado de que nadie me apoyara.
Mi brazo me dio la victoria
y mi ira me sostuvo.#63.5 Cf. Is 59.16.
6Lleno de ira aplasté a las naciones,
las destruí con furor
e hice correr su sangre por el suelo.#63.1-6 Cf. Is 34.5-17; Jer 49.7-22; Ez 25.12-14; 35.1-15; Am 1.11-12; Abd 1-14; Mal 1.2-5.
Bondad de Dios para Israel
7Yo quiero hablar del amor del Señor,
cantar sus alabanzas
por todo lo que él ha hecho por nosotros,
por su inmensa bondad con la familia de Israel,
por lo que ha hecho en su bondad
y en su gran amor.
8Él dijo: «Ellos son mi pueblo,
hijos que no habrán de traicionarme.»
Y él los salvó
9de todas sus aflicciones.
No fue un enviado suyo quien los salvó;
fue el Señor en persona.#63.9 Cf. Dt 32.11-12.
Él los libertó por su amor y su misericordia,
los levantó, los tomó en brazos.
Así lo ha hecho siempre.
10Pero ellos se rebelaron contra el Señor
y ofendieron su santidad;
por eso se volvió
enemigo de ellos
y les hizo la guerra.#63.10 Cf. Dt 32.15-25.
11Ellos se acordaron de los tiempos antiguos,
de Moisés#63.11 Cf. Ex 2.1-10. que libertó a su pueblo,
y se preguntaban:
«¿Dónde está Dios, que salvó del Nilo
a Moisés, pastor de su rebaño?
¿Dónde está el que puso en Moisés su santo espíritu,#63.11 Cf. Nm 11.24-30.
12el que hizo que su glorioso poder
acompañara a Moisés,
el que dividió el mar delante de su pueblo#63.12 Cf. Ex 14.21.
para alcanzar fama eterna,
13el que los hizo pasar por el fondo del mar sin resbalar,
como caballos por el desierto,
14como ganado que baja a la llanura?»
El espíritu del Señor los guiaba.#63.14 Cf. Sal 77.20(21).
Así condujo a su pueblo
y alcanzó fama y gloria.
Oración a Dios para implorar su ayuda
15Mira, Señor, desde el cielo,
desde el lugar santo y glorioso en que vives.
¿Dónde están tu ardiente amor y tu fuerza?
¿Dónde están tus sentimientos?
¿Se agotó tu misericordia con nosotros?
16¡Tú eres nuestro padre!
Aunque Abraham no nos reconozca,
ni Israel se acuerde de nosotros,
tú, Señor, eres nuestro padre;
desde siempre eres nuestro redentor.#63.16 Cf. Dt 1.31; Sal 90.1; Is 41.14; Tb 13.4.
17¿Por qué, Señor, haces que nos desviemos de tus caminos,
y endureces nuestros corazones para que no te respetemos?
Cambia ya, por amor a tus siervos
y a las tribus que te pertenecen.
18¡Qué poco tiempo tu pueblo santo fue dueño del país!
Nuestros enemigos han pisoteado tu templo.
19Estamos como si tú nunca nos hubieras gobernado,
como si nunca hubiéramos llevado tu nombre.
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Isaías 63: DHH94I
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Texto © Sociedades Bíblicas Unidas, 1994.
Isaías 63
63
Dios castiga a sus enemigos#63.1-6 El siguiente poema tiene forma de diálogo: Un guerrero que viene del sur, con las ropas manchadas de sangre, es invitado a revelar su identidad. Él no dice su nombre, pero sus palabras dan a entender que no puede ser otro que el Señor (v. 1), que llega para liberar a su pueblo (v. 4). Sus ropas están salpicadas de sangre, porque ha aplastado a los enemigos de su pueblo como se aplasta la uva para hacer el vino (v. 3).
1—¿Quién es ese que viene de Bosrá, capital de Edom,#63.1 Edom era un reino vecino de Israel, cuya capital, Bosrá, se encontraba a unos 30 km. al sudeste del Mar Muerto (cf. Is 34.6; Jer 49.13,22; Am 1.12). Su hostilidad contra los judíos de Palestina en tiempos del exilio había hecho de él el enemigo por excelencia de Israel (Sal 137.7; Lm 4.21-22). Se menciona aquí, más que como una nación particular, como el representante típico de los adversarios de Dios y de su pueblo.
con su ropa teñida de rojo,#63.1 Nótese que el nombre de Edom se parece a la palabra hebrea que significa rojo (adom). Además, el nombre de Bosrá trae a la memoria la figura del viñador (heb. bozer).
que viene vestido espléndidamente
y camina con fuerza terrible?
—Soy yo, que anuncio la victoria
y soy poderoso para salvar.
2—¿Y por qué tienes rojo el vestido,
como si hubieras pisado uvas con los pies?#63.2 Cf. Gn 49.11.
3—Sí, estuve pisando las uvas yo solo,#63.3 Cf. Lm 1.15; Jl 3.13(4.13); Ap 14.20; 19.15.
nadie me ayudó;
lleno de ira pisoteé a mis enemigos,
los aplasté con furor,
y su sangre me salpicó los vestidos
y me manchó toda la ropa.#63.3 Cf. Ap 19.13.
4Yo decidí que un día tendría que hacer justicia;
había llegado el tiempo de libertar a mi pueblo.
5Miré, y no había quien me ayudara;
quedé admirado de que nadie me apoyara.
Mi brazo me dio la victoria
y mi ira me sostuvo.#63.5 Cf. Is 59.16.
6Lleno de ira aplasté a las naciones,
las destruí con furor
e hice correr su sangre por el suelo.#63.1-6 Cf. Is 34.5-17; Jer 49.7-22; Ez 25.12-14; 35.1-15; Am 1.11-12; Abd 1-14; Mal 1.2-5.
Bondad de Dios para Israel
7Yo quiero hablar del amor del Señor,
cantar sus alabanzas
por todo lo que él ha hecho por nosotros,
por su inmensa bondad con la familia de Israel,
por lo que ha hecho en su bondad
y en su gran amor.
8Él dijo: «Ellos son mi pueblo,
hijos que no habrán de traicionarme.»
Y él los salvó
9de todas sus aflicciones.
No fue un enviado suyo quien los salvó;
fue el Señor en persona.#63.9 Cf. Dt 32.11-12.
Él los libertó por su amor y su misericordia,
los levantó, los tomó en brazos.
Así lo ha hecho siempre.
10Pero ellos se rebelaron contra el Señor
y ofendieron su santidad;
por eso se volvió
enemigo de ellos
y les hizo la guerra.#63.10 Cf. Dt 32.15-25.
11Ellos se acordaron de los tiempos antiguos,
de Moisés#63.11 Cf. Ex 2.1-10. que libertó a su pueblo,
y se preguntaban:
«¿Dónde está Dios, que salvó del Nilo
a Moisés, pastor de su rebaño?
¿Dónde está el que puso en Moisés su santo espíritu,#63.11 Cf. Nm 11.24-30.
12el que hizo que su glorioso poder
acompañara a Moisés,
el que dividió el mar delante de su pueblo#63.12 Cf. Ex 14.21.
para alcanzar fama eterna,
13el que los hizo pasar por el fondo del mar sin resbalar,
como caballos por el desierto,
14como ganado que baja a la llanura?»
El espíritu del Señor los guiaba.#63.14 Cf. Sal 77.20(21).
Así condujo a su pueblo
y alcanzó fama y gloria.
Oración a Dios para implorar su ayuda
15Mira, Señor, desde el cielo,
desde el lugar santo y glorioso en que vives.
¿Dónde están tu ardiente amor y tu fuerza?
¿Dónde están tus sentimientos?
¿Se agotó tu misericordia con nosotros?
16¡Tú eres nuestro padre!
Aunque Abraham no nos reconozca,
ni Israel se acuerde de nosotros,
tú, Señor, eres nuestro padre;
desde siempre eres nuestro redentor.#63.16 Cf. Dt 1.31; Sal 90.1; Is 41.14; Tb 13.4.
17¿Por qué, Señor, haces que nos desviemos de tus caminos,
y endureces nuestros corazones para que no te respetemos?
Cambia ya, por amor a tus siervos
y a las tribus que te pertenecen.
18¡Qué poco tiempo tu pueblo santo fue dueño del país!
Nuestros enemigos han pisoteado tu templo.
19Estamos como si tú nunca nos hubieras gobernado,
como si nunca hubiéramos llevado tu nombre.
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Texto © Sociedades Bíblicas Unidas, 1994.