HECHOS 9
9
Conversión de Saulo
(Hch 22.6-16; 26.12-18)
1Mientras tanto, Saulo#9.1 Saulo: llamado Pablo a partir de Hch 13.9 (véase Hch 7.58 nota l). no dejaba de amenazar de muerte a los creyentes en el Señor. Por eso, se presentó al sumo sacerdote 2y le pidió cartas de autorización#9.2 Cartas: de la Junta Suprema, en Jerusalén. Cf. 1 Mac 15.15-24. para ir a las sinagogas de Damasco, a buscar a los seguidores del nuevo camino,#9.2 El nuevo camino: lit. el camino, nombre dado al movimiento cristiano, con el significado de manera de proceder y de vivir; cf. el uso frecuente de camino en Sal y Pr; cf. también Hch 19.9,23; 22.4; 24.14,22 y Jn 14.6. hombres y mujeres, y llevarlos presos a Jerusalén. 3Pero cuando ya se encontraba cerca de la ciudad de Damasco le envolvió de repente una luz que venía del cielo. 4Saulo cayó al suelo y oyó una voz que le decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”#9.4 Cf. Mt 10.40; 25.40,45.
5Saulo preguntó: “¿Quién eres, Señor?”
La voz le contestó: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues.#9.5 Algunos mss. latinos y dos versiones antiguas añaden aquí: Te estás haciendo daño a ti mismo, como si dieras coces contra el aguijón. 6 Saulo entonces, temblando de miedo, dijo: “Señor, ¿qué quieres que yo haga?” Y el Señor le dijo. Respecto a la imagen del aguijón, véase Hch 26.14 nota h. 6Levántate y entra en la ciudad: allí te dirán lo que debes hacer.”
7Los que viajaban con Saulo estaban muy asustados, porque habían oído la voz pero no habían visto a nadie. 8Luego Saulo se levantó del suelo, pero cuando abrió los ojos no podía ver. Así que le cogieron de la mano y le llevaron a Damasco, 9donde estuvo tres días sin ver y sin comer ni beber.
10En Damasco vivía un creyente llamado Ananías, a quien el Señor se presentó en una visión y le dijo: “¡Ananías!” Él contestó: “Aquí estoy, Señor.”
11El Señor le dijo: “Levántate y ve a la calle llamada Derecha,#9.11 La calle llamada Derecha era, y todavía es, una calle importante de Damasco. y en la casa de Judas pregunta por un hombre de Tarso#9.11 Tarso: Véase Hch 11.25 nota l. que se llama Saulo. Está orando, 12y en una visión ha visto a uno llamado Ananías que entra y pone sus manos sobre él para que recobre la vista.”
13Al oir esto, Ananías dijo: “Señor, muchos me han hablado de ese hombre y de todos los males que ha causado en Jerusalén a tu pueblo santo. 14Y ahora ha venido aquí, con autorización de los jefes de los sacerdotes, a llevarse presos a todos los que invocan tu nombre.”
15Pero el Señor le dijo: “Ve, porque he escogido a ese hombre para que hable de mí a gentes de otras naciones,#9.15 Gentes de otras naciones: Hch 22.21; Ro 1.5; Gl 1.16. A Pablo se le conoce precisamente como el “apóstol de los gentiles”, es decir, de quienes no pertenecían a la nación judía; cf. Ro 11.13. y a sus reyes, y también a los israelitas. 16Yo le mostraré lo mucho que tiene que sufrir por mi causa.”#9.16 2 Co 11.23-28.
17Ananías fue a la casa donde estaba Saulo. Entró, puso sus manos sobre él#9.17 Puso sus manos sobre él: Véase Hch 6.6 n. y le dijo:
–Hermano Saulo, el Señor Jesús, el que se te apareció en el camino por donde venías, me ha mandado para que recobres la vista y quedes lleno del Espíritu Santo.
18Al momento cayeron de los ojos de Saulo una especie de escamas y recobró la vista. Entonces se levantó y fue bautizado. 19Después comió y recobró las fuerzas, y se quedó algunos días con los creyentes que vivían en Damasco.
Saulo predica en Damasco
20Saulo comenzó en seguida a proclamar en las sinagogas que Jesús es el Hijo de Dios. 21Todos los que le oían se quedaban asombrados y decían:
–¿No es este el que andaba persiguiendo en Jerusalén a los que invocan el nombre de Jesús? ¿No es el mismo que ha venido aquí para prenderlos y entregarlos a los jefes de los sacerdotes?
22Pero Saulo hablaba cada vez con más valor, y dejaba confundidos a los judíos que vivían en Damasco, demostrándoles que Jesús es el Mesías.#9.22 Saulo les demostraba esto por medio de las Escrituras de ellos mismos (cf. Hch 17.2-3; nótese también 18.28).
Saulo escapa de los judíos#9.23-25 2 Co 11.32-33.
23Al cabo de muchos días, los judíos se pusieron de acuerdo para matar a Saulo, 24pero él se enteró de su propósito. Día y noche le esperaban en las puertas de salida de la ciudad, para matarlo, 25pero los creyentes lo metieron en un gran canasto y lo bajaron de noche por la muralla que rodeaba la ciudad. Así se escapó.
Saulo en Jerusalén
26Saulo, al llegar a Jerusalén,#9.26-30 Según Gl 1.17-19, Pablo no fue a Jerusalén sino después de tres años; al parecer, se dirigió primero a Arabia (o Nabatea; véase 2 Co 11.32-33 n.) y volvió después a Damasco, pero no es posible precisar el orden de los sucesos. quiso reunirse con los creyentes; pero todos le tenían miedo porque no creían que también él fuera creyente. 27Sin embargo, Bernabé le llevó y le presentó a los apóstoles. Les contó que Saulo había visto al Señor en el camino, que el Señor le había hablado y que, en Damasco, Saulo había anunciado a Jesús con toda valentía. 28Así Saulo se quedó en Jerusalén y andaba con ellos hablando del Señor sin miedo alguno. 29Conversaba y discutía con los judíos que hablaban griego,#9.29 Los judíos que hablaban griego: lit. los helenistas; véase Hch 6.1 nota c. pero estos trataban de matarlo. 30Cuando los hermanos#9.30 Hermanos: Véase Hch 1.16 nota o. se dieron cuenta de ello, llevaron a Saulo a Cesarea, y de allí le enviaron a Tarso.
31Entonces la iglesia, en todas las regiones de Judea, Galilea y Samaria, tenía paz y crecía espiritualmente. Vivía en el temor del Señor, y con la ayuda del Espíritu Santo iba aumentando en número.
Pedro sana al paralítico Eneas
32Pedro, que andaba visitando a los hermanos, fue también a ver a los creyentes que vivían en Lida. 33Encontró allí a un hombre llamado Eneas, que desde hacía ocho años estaba en cama, paralítico. 34Pedro le dijo:
–Eneas, Jesucristo te sana. Levántate y arregla tu cama.
Eneas se levantó al punto. 35Y todos los que vivían en Lida y en Sarón le vieron levantado y se convirtieron al Señor.
Resurrección de Dorcas
36Por entonces había en la ciudad de Jope una creyente llamada Tabita (que en griego es Dorcas).#9.36 El nombre arameo Tabita, que en griego se traduce por Dorcas, significa gacela. Esta mujer, que pasaba su vida haciendo el bien y ayudando a los necesitados, 37enfermó y murió en aquellos días. Su cuerpo, después de lavado, fue depositado en un cuarto del piso alto. 38Jope estaba cerca de Lida, donde se encontraba Pedro; y como los creyentes supieron que él se encontraba allí, mandaron dos hombres a decirle:
–Ven sin tardanza a Jope.
39Pedro fue con ellos. Al llegar, le llevaron al cuarto donde estaba el cuerpo, y todas las viudas le rodearon llorando y le mostraron los vestidos y las túnicas que Dorcas había hecho en vida. 40Pedro los hizo salir a todos,#9.40 Cf. Mc 5.40-41. se arrodilló y oró; luego, mirando a la muerta, dijo:
–¡Tabita, levántate!
Ella abrió los ojos, y al ver a Pedro se incorporó. 41Entonces Pedro, tomándola de la mano, la levantó; luego llamó a los creyentes y a las viudas, y se la presentó viva. 42Esto se supo en toda la ciudad de Jope y muchos creyeron en el Señor. 43Pedro se quedó varios días en la ciudad, en casa de un curtidor llamado Simón.
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Sociedad Bíblica de España
HECHOS 9
9
Conversión de Saulo
(Hch 22.6-16; 26.12-18)
1Mientras tanto, Saulo#9.1 Saulo: llamado Pablo a partir de Hch 13.9 (véase Hch 7.58 nota l). no dejaba de amenazar de muerte a los creyentes en el Señor. Por eso, se presentó al sumo sacerdote 2y le pidió cartas de autorización#9.2 Cartas: de la Junta Suprema, en Jerusalén. Cf. 1 Mac 15.15-24. para ir a las sinagogas de Damasco, a buscar a los seguidores del nuevo camino,#9.2 El nuevo camino: lit. el camino, nombre dado al movimiento cristiano, con el significado de manera de proceder y de vivir; cf. el uso frecuente de camino en Sal y Pr; cf. también Hch 19.9,23; 22.4; 24.14,22 y Jn 14.6. hombres y mujeres, y llevarlos presos a Jerusalén. 3Pero cuando ya se encontraba cerca de la ciudad de Damasco le envolvió de repente una luz que venía del cielo. 4Saulo cayó al suelo y oyó una voz que le decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”#9.4 Cf. Mt 10.40; 25.40,45.
5Saulo preguntó: “¿Quién eres, Señor?”
La voz le contestó: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues.#9.5 Algunos mss. latinos y dos versiones antiguas añaden aquí: Te estás haciendo daño a ti mismo, como si dieras coces contra el aguijón. 6 Saulo entonces, temblando de miedo, dijo: “Señor, ¿qué quieres que yo haga?” Y el Señor le dijo. Respecto a la imagen del aguijón, véase Hch 26.14 nota h. 6Levántate y entra en la ciudad: allí te dirán lo que debes hacer.”
7Los que viajaban con Saulo estaban muy asustados, porque habían oído la voz pero no habían visto a nadie. 8Luego Saulo se levantó del suelo, pero cuando abrió los ojos no podía ver. Así que le cogieron de la mano y le llevaron a Damasco, 9donde estuvo tres días sin ver y sin comer ni beber.
10En Damasco vivía un creyente llamado Ananías, a quien el Señor se presentó en una visión y le dijo: “¡Ananías!” Él contestó: “Aquí estoy, Señor.”
11El Señor le dijo: “Levántate y ve a la calle llamada Derecha,#9.11 La calle llamada Derecha era, y todavía es, una calle importante de Damasco. y en la casa de Judas pregunta por un hombre de Tarso#9.11 Tarso: Véase Hch 11.25 nota l. que se llama Saulo. Está orando, 12y en una visión ha visto a uno llamado Ananías que entra y pone sus manos sobre él para que recobre la vista.”
13Al oir esto, Ananías dijo: “Señor, muchos me han hablado de ese hombre y de todos los males que ha causado en Jerusalén a tu pueblo santo. 14Y ahora ha venido aquí, con autorización de los jefes de los sacerdotes, a llevarse presos a todos los que invocan tu nombre.”
15Pero el Señor le dijo: “Ve, porque he escogido a ese hombre para que hable de mí a gentes de otras naciones,#9.15 Gentes de otras naciones: Hch 22.21; Ro 1.5; Gl 1.16. A Pablo se le conoce precisamente como el “apóstol de los gentiles”, es decir, de quienes no pertenecían a la nación judía; cf. Ro 11.13. y a sus reyes, y también a los israelitas. 16Yo le mostraré lo mucho que tiene que sufrir por mi causa.”#9.16 2 Co 11.23-28.
17Ananías fue a la casa donde estaba Saulo. Entró, puso sus manos sobre él#9.17 Puso sus manos sobre él: Véase Hch 6.6 n. y le dijo:
–Hermano Saulo, el Señor Jesús, el que se te apareció en el camino por donde venías, me ha mandado para que recobres la vista y quedes lleno del Espíritu Santo.
18Al momento cayeron de los ojos de Saulo una especie de escamas y recobró la vista. Entonces se levantó y fue bautizado. 19Después comió y recobró las fuerzas, y se quedó algunos días con los creyentes que vivían en Damasco.
Saulo predica en Damasco
20Saulo comenzó en seguida a proclamar en las sinagogas que Jesús es el Hijo de Dios. 21Todos los que le oían se quedaban asombrados y decían:
–¿No es este el que andaba persiguiendo en Jerusalén a los que invocan el nombre de Jesús? ¿No es el mismo que ha venido aquí para prenderlos y entregarlos a los jefes de los sacerdotes?
22Pero Saulo hablaba cada vez con más valor, y dejaba confundidos a los judíos que vivían en Damasco, demostrándoles que Jesús es el Mesías.#9.22 Saulo les demostraba esto por medio de las Escrituras de ellos mismos (cf. Hch 17.2-3; nótese también 18.28).
Saulo escapa de los judíos#9.23-25 2 Co 11.32-33.
23Al cabo de muchos días, los judíos se pusieron de acuerdo para matar a Saulo, 24pero él se enteró de su propósito. Día y noche le esperaban en las puertas de salida de la ciudad, para matarlo, 25pero los creyentes lo metieron en un gran canasto y lo bajaron de noche por la muralla que rodeaba la ciudad. Así se escapó.
Saulo en Jerusalén
26Saulo, al llegar a Jerusalén,#9.26-30 Según Gl 1.17-19, Pablo no fue a Jerusalén sino después de tres años; al parecer, se dirigió primero a Arabia (o Nabatea; véase 2 Co 11.32-33 n.) y volvió después a Damasco, pero no es posible precisar el orden de los sucesos. quiso reunirse con los creyentes; pero todos le tenían miedo porque no creían que también él fuera creyente. 27Sin embargo, Bernabé le llevó y le presentó a los apóstoles. Les contó que Saulo había visto al Señor en el camino, que el Señor le había hablado y que, en Damasco, Saulo había anunciado a Jesús con toda valentía. 28Así Saulo se quedó en Jerusalén y andaba con ellos hablando del Señor sin miedo alguno. 29Conversaba y discutía con los judíos que hablaban griego,#9.29 Los judíos que hablaban griego: lit. los helenistas; véase Hch 6.1 nota c. pero estos trataban de matarlo. 30Cuando los hermanos#9.30 Hermanos: Véase Hch 1.16 nota o. se dieron cuenta de ello, llevaron a Saulo a Cesarea, y de allí le enviaron a Tarso.
31Entonces la iglesia, en todas las regiones de Judea, Galilea y Samaria, tenía paz y crecía espiritualmente. Vivía en el temor del Señor, y con la ayuda del Espíritu Santo iba aumentando en número.
Pedro sana al paralítico Eneas
32Pedro, que andaba visitando a los hermanos, fue también a ver a los creyentes que vivían en Lida. 33Encontró allí a un hombre llamado Eneas, que desde hacía ocho años estaba en cama, paralítico. 34Pedro le dijo:
–Eneas, Jesucristo te sana. Levántate y arregla tu cama.
Eneas se levantó al punto. 35Y todos los que vivían en Lida y en Sarón le vieron levantado y se convirtieron al Señor.
Resurrección de Dorcas
36Por entonces había en la ciudad de Jope una creyente llamada Tabita (que en griego es Dorcas).#9.36 El nombre arameo Tabita, que en griego se traduce por Dorcas, significa gacela. Esta mujer, que pasaba su vida haciendo el bien y ayudando a los necesitados, 37enfermó y murió en aquellos días. Su cuerpo, después de lavado, fue depositado en un cuarto del piso alto. 38Jope estaba cerca de Lida, donde se encontraba Pedro; y como los creyentes supieron que él se encontraba allí, mandaron dos hombres a decirle:
–Ven sin tardanza a Jope.
39Pedro fue con ellos. Al llegar, le llevaron al cuarto donde estaba el cuerpo, y todas las viudas le rodearon llorando y le mostraron los vestidos y las túnicas que Dorcas había hecho en vida. 40Pedro los hizo salir a todos,#9.40 Cf. Mc 5.40-41. se arrodilló y oró; luego, mirando a la muerta, dijo:
–¡Tabita, levántate!
Ella abrió los ojos, y al ver a Pedro se incorporó. 41Entonces Pedro, tomándola de la mano, la levantó; luego llamó a los creyentes y a las viudas, y se la presentó viva. 42Esto se supo en toda la ciudad de Jope y muchos creyeron en el Señor. 43Pedro se quedó varios días en la ciudad, en casa de un curtidor llamado Simón.
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