SALMOS 43
43
SALMO 44 (43)
Oración pidiendo la ayuda de Dios#Salmo 44 Súplica de toda la comunidad, después de sufrir una grave derrota. Cf. Sal 74; 79; 80.
Del maestro de coro. Poema de los hijos de Coré.
1Oh Dios,
hemos oído con nuestros oídos,
y nuestros padres nos han contado#44.1 Según había ordenado el Señor, cada generación de israelitas debía contar a sus hijos las “maravillas” que había realizado el Señor en favor de su pueblo. Cf. Ex 10.2; 12.26-27; 13.14-15; Dt 4.9; 6.20-25; Sal 78.3-8.
lo que tú hiciste en sus días,
en aquellos tiempos pasados:
2con tu propia mano
echaste fuera a los paganos,
castigaste a las naciones
y estableciste allí a nuestros padres.
3Pues no fue su brazo ni su espada
lo que les dio la victoria;
ellos no conquistaron la tierra.
¡Fue tu poder y tu fuerza!#44.3 Sal 20.7-8; cf. también Dt 8.17-18; Jos 24.12; Jue 7.2.
¡Fue el resplandor de tu presencia,
porque tú los amabas!
4¡Mi rey! ¡Mi Dios!#44.4 Aquí, lo mismo que en los vs. 6 y 15-16, el salmista emplea la primera persona del singular porque habla en nombre y en representación de todo el pueblo.
Tú diste las victorias a tu pueblo;
5por ti vencimos a nuestros enemigos;
¡en tu nombre aplastamos a los que nos atacaban!#44.5 Sal 60.12.
6Porque no confiaría yo en mi arco,
ni mi espada podría darme la victoria;
7fuiste tú quien nos hizo vencer a nuestros enemigos,
quien puso en ridículo a los que nos odiaban.#44.5-7. Cf. Dt 20.1-4; Zac 9.13-16. Véase Sal 20.7-8 n.
8¡Siempre estaremos orgullosos de ti, oh Dios,
y siempre alabaremos tu nombre!
9Pero nos has rechazado;
nos has cubierto de vergüenza.
Ya no sales con nuestros ejércitos.#44.9 Sal 60.10; 108.11.
10Nos has hecho dar la espalda a nuestros enemigos;
los que nos odian, nos roban
y se llevan lo que quieren.
11Nos has entregado
cual si fuéramos ovejas de matadero;
nos has dispersado entre los paganos;
12has vendido a tu pueblo muy barato,
y nada has ganado con venderlo.
13Nos has convertido en blanco de insultos;
nuestros vecinos nos ofenden y ridiculizan.
14Has hecho que los paganos se burlen de nosotros;
al vernos, mueven burlones la cabeza.#44.13-14 Sal 79.4; 80.6.
15No hay momento en que no me vea humillado;
se me cae la cara de vergüenza
16por culpa del enemigo, que trata de vengarse
y que me ofende y ultraja.
17Esto que nos ha pasado
no fue por haberte olvidado.
¡No hemos faltado a tu pacto!
18No hemos pensado abandonarte
ni hemos dejado tus caminos.
19Sin embargo, tú nos has aplastado
en lugares de miseria.#44.19 Lugares de miseria: según la versión griega (LXX). Heb. lugar de chacales.
¡Nos has cubierto de terrible oscuridad!
20Si te hubiéramos olvidado, oh Dios,
y adorado en tu lugar a un dios extraño,
21tú te habrías dado cuenta,
pues conoces los más íntimos secretos.
22Pero por causa tuya estamos siempre
expuestos a la muerte;
nos tratan como a ovejas de matadero.#44.22 Ro 8.36.
23¿Por qué duermes, Señor?
¡Despierta, despierta!
¡No nos rechaces para siempre!
24¿Por qué te escondes?
¿Por qué te olvidas de nosotros,
que sufrimos tanto, tanto?
25Estamos rendidos y humillados,
arrastrando nuestros cuerpos por el suelo.
26¡Levántate,
ven a ayudarnos
y sálvanos por tu gran amor!
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Sociedad Bíblica de España
SALMOS 43
43
SALMO 44 (43)
Oración pidiendo la ayuda de Dios#Salmo 44 Súplica de toda la comunidad, después de sufrir una grave derrota. Cf. Sal 74; 79; 80.
Del maestro de coro. Poema de los hijos de Coré.
1Oh Dios,
hemos oído con nuestros oídos,
y nuestros padres nos han contado#44.1 Según había ordenado el Señor, cada generación de israelitas debía contar a sus hijos las “maravillas” que había realizado el Señor en favor de su pueblo. Cf. Ex 10.2; 12.26-27; 13.14-15; Dt 4.9; 6.20-25; Sal 78.3-8.
lo que tú hiciste en sus días,
en aquellos tiempos pasados:
2con tu propia mano
echaste fuera a los paganos,
castigaste a las naciones
y estableciste allí a nuestros padres.
3Pues no fue su brazo ni su espada
lo que les dio la victoria;
ellos no conquistaron la tierra.
¡Fue tu poder y tu fuerza!#44.3 Sal 20.7-8; cf. también Dt 8.17-18; Jos 24.12; Jue 7.2.
¡Fue el resplandor de tu presencia,
porque tú los amabas!
4¡Mi rey! ¡Mi Dios!#44.4 Aquí, lo mismo que en los vs. 6 y 15-16, el salmista emplea la primera persona del singular porque habla en nombre y en representación de todo el pueblo.
Tú diste las victorias a tu pueblo;
5por ti vencimos a nuestros enemigos;
¡en tu nombre aplastamos a los que nos atacaban!#44.5 Sal 60.12.
6Porque no confiaría yo en mi arco,
ni mi espada podría darme la victoria;
7fuiste tú quien nos hizo vencer a nuestros enemigos,
quien puso en ridículo a los que nos odiaban.#44.5-7. Cf. Dt 20.1-4; Zac 9.13-16. Véase Sal 20.7-8 n.
8¡Siempre estaremos orgullosos de ti, oh Dios,
y siempre alabaremos tu nombre!
9Pero nos has rechazado;
nos has cubierto de vergüenza.
Ya no sales con nuestros ejércitos.#44.9 Sal 60.10; 108.11.
10Nos has hecho dar la espalda a nuestros enemigos;
los que nos odian, nos roban
y se llevan lo que quieren.
11Nos has entregado
cual si fuéramos ovejas de matadero;
nos has dispersado entre los paganos;
12has vendido a tu pueblo muy barato,
y nada has ganado con venderlo.
13Nos has convertido en blanco de insultos;
nuestros vecinos nos ofenden y ridiculizan.
14Has hecho que los paganos se burlen de nosotros;
al vernos, mueven burlones la cabeza.#44.13-14 Sal 79.4; 80.6.
15No hay momento en que no me vea humillado;
se me cae la cara de vergüenza
16por culpa del enemigo, que trata de vengarse
y que me ofende y ultraja.
17Esto que nos ha pasado
no fue por haberte olvidado.
¡No hemos faltado a tu pacto!
18No hemos pensado abandonarte
ni hemos dejado tus caminos.
19Sin embargo, tú nos has aplastado
en lugares de miseria.#44.19 Lugares de miseria: según la versión griega (LXX). Heb. lugar de chacales.
¡Nos has cubierto de terrible oscuridad!
20Si te hubiéramos olvidado, oh Dios,
y adorado en tu lugar a un dios extraño,
21tú te habrías dado cuenta,
pues conoces los más íntimos secretos.
22Pero por causa tuya estamos siempre
expuestos a la muerte;
nos tratan como a ovejas de matadero.#44.22 Ro 8.36.
23¿Por qué duermes, Señor?
¡Despierta, despierta!
¡No nos rechaces para siempre!
24¿Por qué te escondes?
¿Por qué te olvidas de nosotros,
que sufrimos tanto, tanto?
25Estamos rendidos y humillados,
arrastrando nuestros cuerpos por el suelo.
26¡Levántate,
ven a ayudarnos
y sálvanos por tu gran amor!
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