San Juan 1
1
I. EL HIJO DE DIOS VIENE AL MUNDO. REVELACIÓN Y RESPUESTA
(1—12)
Prólogo#1.1-18 El evangelio comienza con un himno (1.1-18), llamado con frecuencia «prólogo», de carácter poético y profundo contenido teológico.
1En el principio ya existía la Palabra;#1.1 Jesucristo es llamado Palabra (vv. 1,14; cf. también 1 Jn 1.1; Ap 19.13) haciendo alusión a la palabra creadora de Dios (Gn 1.1-26; Sal 33.6), a su palabra reveladora (Sal 33.4; 119.89), a su palabra salvadora (Sal 107.20) y a la sabiduría divina (Pr 8.22-31; Sab 8.6; 9.9). y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios. 2Él estaba en el principio con Dios. 3Por medio de él, Dios hizo todas las cosas; nada de lo que existe fue hecho sin él.#Col 1.15-17; Heb 1.2. 4En él estaba la vida,#1.3-4 Otra puntuación de los vv. 3-4 permite la siguiente traducción: nada de lo que existe fue hecho sin él, 4 y lo que fue hecho tenía vida en él. y la vida era la luz de la humanidad.#1.4 Sobre el término vida, véase Jn 3.15 n. Sobre el término luz, véase 1.9 n. 5Esta luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no han podido apagarla.#1.5 Apagarla o dominarla: otras posibles traducciones: aceptarla (cf. v. 11) o comprenderla.
6Hubo un hombre llamado Juan,#1.6 Las menciones de Juan el Bautista en 1.6-8,15 son dos paréntesis en el himno, que preparan la narración de 1.19-34. a quien Dios envió 7como testigo, para que diera testimonio de la luz y para que todos creyeran por lo que él decía.#Mt 3.1-12; Mc 1.1-8; Lc 3.1-9,15-17. 8Juan no era la luz, sino uno enviado a dar testimonio de la luz. 9La luz verdadera que alumbra a toda la humanidad venía a este mundo.#1.9 Es frecuente en Jn designar la acción reveladora y salvadora de Cristo con el simbolismo de la luz. Jn 8.12; 9.5; 12.46. Cf. Is 49.6.
10Aquel que es la Palabra estaba en el mundo; y, aunque Dios hizo el mundo por medio de él, los que son del mundo no lo reconocieron.#1.10 La palabra mundo puede designar en Jn a toda la humanidad (cf. Jn 3.16), o más en particular a los que no creen en Jesús (cf. Jn 7.7; 12.31; 14.17; 16.8,11; 17.9,14). 11Vino a su propio mundo, pero los suyos no lo recibieron. 12Pero a quienes lo recibieron y creyeron en él,#1.12 Creyeron en él: Jn resalta fuertemente el valor de creer en Jesucristo. Creer es la respuesta del hombre con la mente, con el corazón, con toda la persona, a la acción salvadora de Dios por medio de Jesucristo. Cuando cree, el hombre recibe la vida eterna (cf. Jn 3.14-16; 6.40; 11.25-26; 20.31). les concedió el privilegio de llegar a ser hijos de Dios. 13Y son hijos de Dios,#1.13 Jn distingue claramente entre Jesucristo, el Hijo único de Dios (v. 18), y aquellos que llegan a ser «hijos de Dios» por creer en Jesucristo. no por la naturaleza ni los deseos humanos, sino porque Dios los ha engendrado.#1.13 Algunas interpretaciones antiguas han comprendido este v. así: Él es el Hijo de Dios, no por la naturaleza o por los deseos humanos, sino porque Dios lo ha engendrado, refiriendo esta frase a Cristo.
14Aquel que es la Palabra se hizo hombre y vivió#1.14 Vivió:: Lit. puso su tienda de campaña, aludiendo a la presencia de Dios en medio de su pueblo, en la Tienda del Encuentro o santuario (cf. Ex 40.34-38; Ap 21.3). entre nosotros. Y hemos visto su gloria,#1.14 La gloria hace referencia a la presencia activa de Dios para salvar a su pueblo (1 R 8.10-11; Is 6.3; 58.8; 60.1; Jn 2.11; 17.5). la gloria que recibió del Padre, por ser su Hijo único, abundante en amor y verdad. 15Juan dio testimonio de él, diciendo: «Este es aquel a quien yo me refería cuando dije que el que viene después de mí es más importante que yo, porque existía antes que yo.»#Jn 1.30.
16De su abundancia todos hemos recibido un don en vez de otro;#1.16 Un don en vez de otro: Como se explica en el v. siguiente, el don de la ley ha quedado superado por la revelación definitiva («el amor y la verdad») que trae Jesús. Otros traducen bendición tras bendición. 17porque la ley fue dada por medio de Moisés, pero el amor y la verdad se han hecho realidad por medio de Jesucristo.#1.17 Aquí ya se dice explícitamente que los términos simbólicos usados antes (Palabra, luz, vida) se refieren a Jesucristo. 18Nadie ha visto jamás a Dios;#Ex 33.18-20. el Hijo único, que es Dios y que vive en íntima comunión con el Padre, es quien nos lo ha dado a conocer.#1.14-18 Mt 11.27; Lc 10.22; 1 Jn 1.2.
1. Revelación de Jesús con hechos y palabras: respuesta de fe
(1.19—3.36)
Juan el Bautista da testimonio de Jesucristo
(Mt 3.11-12; Mc 1.7-8; Lc 3.15-17)
19Este es el testimonio de Juan, cuando las autoridades judías#1.19 Las autoridades judías: Lit. los judíos. Aquí y en otros lugares de Jn, esta expresión designa a las autoridades religiosas de Jerusalén (cf. Jn 2.18; 5.10; 7.1). enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a preguntarle a Juan quién era él. 20Y él confesó claramente:
—Yo no soy el Mesías.
21Le volvieron a preguntar:
—¿Quién eres, pues? ¿El profeta Elías?#1.21 Elías: Mal 4.5-6 (3.23-24) (véase Mal 4.5[3.23] n.); Eclo 48.4-10; Mt 17.10-12.
Juan dijo:
—No lo soy.
Ellos insistieron:
—Entonces, ¿eres el profeta que ha de venir?#1.21 El profeta que ha de venir: Algunos esperaban para los tiempos mesiánicos un profeta especial, de acuerdo con Dt 18.15-18. Cf. también Jn 6.14; 7.40.
Contestó:
—No.
22Le dijeron:
—¿Quién eres, pues? Tenemos que llevar una respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué nos puedes decir de ti mismo?
23Juan les contestó:
—Yo soy una voz que grita en el desierto: “Abran un camino derecho para el Señor”, tal como dijo el profeta Isaías.#1.23 Is 40.3. Cf. Mt 3.3 y paralelos.
24Los que fueron enviados por los fariseos a hablar con Juan, 25le preguntaron:
—Pues si no eres el Mesías, ni Elías ni el profeta, ¿por qué bautizas?
26Juan les contestó:
—Yo bautizo con agua; pero entre ustedes hay uno que no conocen 27y que viene después de mí. Yo ni siquiera merezco desatarle la correa de sus sandalias.#Mc 1.7.
28Todo esto sucedió en el lugar llamado Betania,#1.28 Betania: un lugar al oriente del río Jordán, no la aldea cercana a Jerusalén que se menciona en Jn 11.18. Algunos mss. dicen Betabara. al otro lado del río Jordán, donde Juan estaba bautizando.
Jesús, el Cordero de Dios
29Al día siguiente, Juan vio a Jesús, que se acercaba a él, y dijo: «¡Miren, ese es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!#1.29 Aquí y en 1.36 se designa a Jesús con el título de Cordero de Dios. La imagen del cordero también se aplica a Jesús en otros lugares del NT y puede aludir al cordero de la Pascua (Ex 12.1-24; 1 Co 5.7; 1 P 1.18-19; véase Jn 19.36 n.), al cordero que se ofrecía diariamente en sacrificio (Ex 29.38-42), al siervo sufriente del Señor (Is 53.4-7; cf. Hch 8.32) y al cordero vencedor del mal (cf. Ap 17.14). 30A él me refería yo cuando dije: “Después de mí viene uno que es más importante que yo, porque existía antes que yo.”#Jn 1.15,27. 31Yo mismo no sabía quién era; pero he venido bautizando con agua precisamente para que el pueblo de Israel lo conozca.»
32Juan también declaró: «He visto al Espíritu Santo bajar del cielo como una paloma, y reposar sobre él. 33Yo todavía no sabía quién era; pero el que me envió a bautizar con agua, me dijo: “Aquel sobre quien veas que el Espíritu baja y reposa, es el que bautiza con Espíritu Santo.”#1.32-34 Mt 3.11,16-17 y paralelos; Hch 1.5; 2.1-4 (cf. Is 11.1-2; 42.1; 61.1). 34Yo ya lo he visto, y soy testigo de que es el Hijo de Dios.»#1.34 El Hijo de Dios: Algunos mss. tienen el elegido de Dios.
Los primeros discípulos de Jesús
35Al día siguiente, Juan estaba allí otra vez con dos de sus seguidores.#1.35 El autor empieza a mostrar ahora cómo algunos, partiendo del testimonio de Juan, se encuentran con Jesús y creen en él. Jesús irá perfeccionando la fe de ellos con hechos y palabras (cf. Jn 2.11; 6.68-69; 16.1; 20.8). 36Cuando vio pasar a Jesús, Juan dijo:
—¡Miren, ese es el Cordero de Dios!
37Los dos seguidores de Juan lo oyeron decir esto, y siguieron a Jesús. 38Jesús se volvió, y al ver que lo seguían les preguntó:
—¿Qué están buscando?
Ellos dijeron:
—Maestro, ¿dónde vives?
39Jesús les contestó:
—Vengan a verlo.
Fueron, pues, y vieron dónde vivía, y pasaron con él el resto del día, porque ya eran como las cuatro de la tarde.
40Uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús, era Andrés, hermano de Simón Pedro. 41Al primero que Andrés se encontró fue a su hermano Simón, y le dijo:
—Hemos encontrado al Mesías (que significa: Cristo).#1.41 Cristo es la forma griega de la palabra hebrea Mesías. Las dos significan «ungido». Véase Índice temático.
42Luego Andrés llevó a Simón a donde estaba Jesús;#Mt 4.18-20; Mc 1.16-18. cuando Jesús lo vio, le dijo:
—Tú eres Simón, hijo de Juan, pero tu nombre será Cefas (que significa: Pedro).#1.42 Cefas y Pedro son dos formas del mismo nombre, aramea y griega respectivamente (cf. Mt 16.18; Mc 3.16).
Jesús llama a Felipe y a Natanael
43Al día siguiente, Jesús decidió ir a la región de Galilea. Encontró a Felipe, y le dijo:
—Sígueme.
44Este Felipe era del pueblo de Betsaida, de donde eran también Andrés y Pedro. 45Felipe fue a buscar a Natanael, y le dijo:
—Hemos encontrado a aquel de quien escribió Moisés en los libros de la ley, y de quien también escribieron los profetas.#1.45 Moisés... los profetas: las dos partes principales de las Escrituras para los judíos (cf. Mt 5.17). Es Jesús, el hijo de José,#1.45 El hijo de José: Cf. Mt 1.18-25; Lc 1.26-38; 3.23. el de Nazaret.
46Dijo Natanael:
—¿Acaso de Nazaret puede salir algo bueno?
Felipe le contestó:
—Ven y compruébalo.#1.46 Nazaret era una pequeña población, no mencionada en el AT, sin importancia especial en la época.
47Cuando Jesús vio acercarse a Natanael, dijo:
—Aquí viene un verdadero israelita, en quien no hay engaño.
48Natanael le preguntó:
—¿Cómo es que me conoces?
Jesús le respondió:
—Te vi antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera.#1.48 Con esta mención tan precisa, Jesús muestra el conocimiento personal y profundo que tiene de los hombres. Cf. Jn 2.24-25; 4.17-19,29; 13.11; 16.30.
49Natanael le dijo:
—Maestro, ¡tú eres el Hijo de Dios,#1.49 Hijo de Dios: usado aquí como título mesiánico. Véase Mt 3.17 n., y cf. Mt 14.33; 16.16; Jn 11.27. tú eres el Rey de Israel!#1.49 Rey de Israel: título mesiánico. Jn muestra que Jesús es rey, pero de manera distinta a como muchos lo esperaban. Cf. Jn 6.15; 18.33-36; 19.19.
50Jesús le contestó:
—¿Me crees solamente porque te he dicho que te vi debajo de la higuera? Pues vas a ver cosas más grandes que estas.
51También dijo Jesús:
—Les aseguro que ustedes verán el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.#1.51 Hijo del hombre: Véase Índice temático. En este v. se alude al sueño de Jacob (Gn 28.10-17), cuando éste comprendió que el lugar donde estaba era sagrado y por eso le puso el nombre de Betel, «casa de Dios». Los discípulos, al presenciar los hechos, la muerte y la resurrección de Jesús, comprenderán que Jesús es la verdadera y definitiva casa de Dios entre los hombres.
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San Juan 1: DHH94I
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Texto © Sociedades Bíblicas Unidas, 1994.
San Juan 1
1
I. EL HIJO DE DIOS VIENE AL MUNDO. REVELACIÓN Y RESPUESTA
(1—12)
Prólogo#1.1-18 El evangelio comienza con un himno (1.1-18), llamado con frecuencia «prólogo», de carácter poético y profundo contenido teológico.
1En el principio ya existía la Palabra;#1.1 Jesucristo es llamado Palabra (vv. 1,14; cf. también 1 Jn 1.1; Ap 19.13) haciendo alusión a la palabra creadora de Dios (Gn 1.1-26; Sal 33.6), a su palabra reveladora (Sal 33.4; 119.89), a su palabra salvadora (Sal 107.20) y a la sabiduría divina (Pr 8.22-31; Sab 8.6; 9.9). y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios. 2Él estaba en el principio con Dios. 3Por medio de él, Dios hizo todas las cosas; nada de lo que existe fue hecho sin él.#Col 1.15-17; Heb 1.2. 4En él estaba la vida,#1.3-4 Otra puntuación de los vv. 3-4 permite la siguiente traducción: nada de lo que existe fue hecho sin él, 4 y lo que fue hecho tenía vida en él. y la vida era la luz de la humanidad.#1.4 Sobre el término vida, véase Jn 3.15 n. Sobre el término luz, véase 1.9 n. 5Esta luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no han podido apagarla.#1.5 Apagarla o dominarla: otras posibles traducciones: aceptarla (cf. v. 11) o comprenderla.
6Hubo un hombre llamado Juan,#1.6 Las menciones de Juan el Bautista en 1.6-8,15 son dos paréntesis en el himno, que preparan la narración de 1.19-34. a quien Dios envió 7como testigo, para que diera testimonio de la luz y para que todos creyeran por lo que él decía.#Mt 3.1-12; Mc 1.1-8; Lc 3.1-9,15-17. 8Juan no era la luz, sino uno enviado a dar testimonio de la luz. 9La luz verdadera que alumbra a toda la humanidad venía a este mundo.#1.9 Es frecuente en Jn designar la acción reveladora y salvadora de Cristo con el simbolismo de la luz. Jn 8.12; 9.5; 12.46. Cf. Is 49.6.
10Aquel que es la Palabra estaba en el mundo; y, aunque Dios hizo el mundo por medio de él, los que son del mundo no lo reconocieron.#1.10 La palabra mundo puede designar en Jn a toda la humanidad (cf. Jn 3.16), o más en particular a los que no creen en Jesús (cf. Jn 7.7; 12.31; 14.17; 16.8,11; 17.9,14). 11Vino a su propio mundo, pero los suyos no lo recibieron. 12Pero a quienes lo recibieron y creyeron en él,#1.12 Creyeron en él: Jn resalta fuertemente el valor de creer en Jesucristo. Creer es la respuesta del hombre con la mente, con el corazón, con toda la persona, a la acción salvadora de Dios por medio de Jesucristo. Cuando cree, el hombre recibe la vida eterna (cf. Jn 3.14-16; 6.40; 11.25-26; 20.31). les concedió el privilegio de llegar a ser hijos de Dios. 13Y son hijos de Dios,#1.13 Jn distingue claramente entre Jesucristo, el Hijo único de Dios (v. 18), y aquellos que llegan a ser «hijos de Dios» por creer en Jesucristo. no por la naturaleza ni los deseos humanos, sino porque Dios los ha engendrado.#1.13 Algunas interpretaciones antiguas han comprendido este v. así: Él es el Hijo de Dios, no por la naturaleza o por los deseos humanos, sino porque Dios lo ha engendrado, refiriendo esta frase a Cristo.
14Aquel que es la Palabra se hizo hombre y vivió#1.14 Vivió:: Lit. puso su tienda de campaña, aludiendo a la presencia de Dios en medio de su pueblo, en la Tienda del Encuentro o santuario (cf. Ex 40.34-38; Ap 21.3). entre nosotros. Y hemos visto su gloria,#1.14 La gloria hace referencia a la presencia activa de Dios para salvar a su pueblo (1 R 8.10-11; Is 6.3; 58.8; 60.1; Jn 2.11; 17.5). la gloria que recibió del Padre, por ser su Hijo único, abundante en amor y verdad. 15Juan dio testimonio de él, diciendo: «Este es aquel a quien yo me refería cuando dije que el que viene después de mí es más importante que yo, porque existía antes que yo.»#Jn 1.30.
16De su abundancia todos hemos recibido un don en vez de otro;#1.16 Un don en vez de otro: Como se explica en el v. siguiente, el don de la ley ha quedado superado por la revelación definitiva («el amor y la verdad») que trae Jesús. Otros traducen bendición tras bendición. 17porque la ley fue dada por medio de Moisés, pero el amor y la verdad se han hecho realidad por medio de Jesucristo.#1.17 Aquí ya se dice explícitamente que los términos simbólicos usados antes (Palabra, luz, vida) se refieren a Jesucristo. 18Nadie ha visto jamás a Dios;#Ex 33.18-20. el Hijo único, que es Dios y que vive en íntima comunión con el Padre, es quien nos lo ha dado a conocer.#1.14-18 Mt 11.27; Lc 10.22; 1 Jn 1.2.
1. Revelación de Jesús con hechos y palabras: respuesta de fe
(1.19—3.36)
Juan el Bautista da testimonio de Jesucristo
(Mt 3.11-12; Mc 1.7-8; Lc 3.15-17)
19Este es el testimonio de Juan, cuando las autoridades judías#1.19 Las autoridades judías: Lit. los judíos. Aquí y en otros lugares de Jn, esta expresión designa a las autoridades religiosas de Jerusalén (cf. Jn 2.18; 5.10; 7.1). enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a preguntarle a Juan quién era él. 20Y él confesó claramente:
—Yo no soy el Mesías.
21Le volvieron a preguntar:
—¿Quién eres, pues? ¿El profeta Elías?#1.21 Elías: Mal 4.5-6 (3.23-24) (véase Mal 4.5[3.23] n.); Eclo 48.4-10; Mt 17.10-12.
Juan dijo:
—No lo soy.
Ellos insistieron:
—Entonces, ¿eres el profeta que ha de venir?#1.21 El profeta que ha de venir: Algunos esperaban para los tiempos mesiánicos un profeta especial, de acuerdo con Dt 18.15-18. Cf. también Jn 6.14; 7.40.
Contestó:
—No.
22Le dijeron:
—¿Quién eres, pues? Tenemos que llevar una respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué nos puedes decir de ti mismo?
23Juan les contestó:
—Yo soy una voz que grita en el desierto: “Abran un camino derecho para el Señor”, tal como dijo el profeta Isaías.#1.23 Is 40.3. Cf. Mt 3.3 y paralelos.
24Los que fueron enviados por los fariseos a hablar con Juan, 25le preguntaron:
—Pues si no eres el Mesías, ni Elías ni el profeta, ¿por qué bautizas?
26Juan les contestó:
—Yo bautizo con agua; pero entre ustedes hay uno que no conocen 27y que viene después de mí. Yo ni siquiera merezco desatarle la correa de sus sandalias.#Mc 1.7.
28Todo esto sucedió en el lugar llamado Betania,#1.28 Betania: un lugar al oriente del río Jordán, no la aldea cercana a Jerusalén que se menciona en Jn 11.18. Algunos mss. dicen Betabara. al otro lado del río Jordán, donde Juan estaba bautizando.
Jesús, el Cordero de Dios
29Al día siguiente, Juan vio a Jesús, que se acercaba a él, y dijo: «¡Miren, ese es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!#1.29 Aquí y en 1.36 se designa a Jesús con el título de Cordero de Dios. La imagen del cordero también se aplica a Jesús en otros lugares del NT y puede aludir al cordero de la Pascua (Ex 12.1-24; 1 Co 5.7; 1 P 1.18-19; véase Jn 19.36 n.), al cordero que se ofrecía diariamente en sacrificio (Ex 29.38-42), al siervo sufriente del Señor (Is 53.4-7; cf. Hch 8.32) y al cordero vencedor del mal (cf. Ap 17.14). 30A él me refería yo cuando dije: “Después de mí viene uno que es más importante que yo, porque existía antes que yo.”#Jn 1.15,27. 31Yo mismo no sabía quién era; pero he venido bautizando con agua precisamente para que el pueblo de Israel lo conozca.»
32Juan también declaró: «He visto al Espíritu Santo bajar del cielo como una paloma, y reposar sobre él. 33Yo todavía no sabía quién era; pero el que me envió a bautizar con agua, me dijo: “Aquel sobre quien veas que el Espíritu baja y reposa, es el que bautiza con Espíritu Santo.”#1.32-34 Mt 3.11,16-17 y paralelos; Hch 1.5; 2.1-4 (cf. Is 11.1-2; 42.1; 61.1). 34Yo ya lo he visto, y soy testigo de que es el Hijo de Dios.»#1.34 El Hijo de Dios: Algunos mss. tienen el elegido de Dios.
Los primeros discípulos de Jesús
35Al día siguiente, Juan estaba allí otra vez con dos de sus seguidores.#1.35 El autor empieza a mostrar ahora cómo algunos, partiendo del testimonio de Juan, se encuentran con Jesús y creen en él. Jesús irá perfeccionando la fe de ellos con hechos y palabras (cf. Jn 2.11; 6.68-69; 16.1; 20.8). 36Cuando vio pasar a Jesús, Juan dijo:
—¡Miren, ese es el Cordero de Dios!
37Los dos seguidores de Juan lo oyeron decir esto, y siguieron a Jesús. 38Jesús se volvió, y al ver que lo seguían les preguntó:
—¿Qué están buscando?
Ellos dijeron:
—Maestro, ¿dónde vives?
39Jesús les contestó:
—Vengan a verlo.
Fueron, pues, y vieron dónde vivía, y pasaron con él el resto del día, porque ya eran como las cuatro de la tarde.
40Uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús, era Andrés, hermano de Simón Pedro. 41Al primero que Andrés se encontró fue a su hermano Simón, y le dijo:
—Hemos encontrado al Mesías (que significa: Cristo).#1.41 Cristo es la forma griega de la palabra hebrea Mesías. Las dos significan «ungido». Véase Índice temático.
42Luego Andrés llevó a Simón a donde estaba Jesús;#Mt 4.18-20; Mc 1.16-18. cuando Jesús lo vio, le dijo:
—Tú eres Simón, hijo de Juan, pero tu nombre será Cefas (que significa: Pedro).#1.42 Cefas y Pedro son dos formas del mismo nombre, aramea y griega respectivamente (cf. Mt 16.18; Mc 3.16).
Jesús llama a Felipe y a Natanael
43Al día siguiente, Jesús decidió ir a la región de Galilea. Encontró a Felipe, y le dijo:
—Sígueme.
44Este Felipe era del pueblo de Betsaida, de donde eran también Andrés y Pedro. 45Felipe fue a buscar a Natanael, y le dijo:
—Hemos encontrado a aquel de quien escribió Moisés en los libros de la ley, y de quien también escribieron los profetas.#1.45 Moisés... los profetas: las dos partes principales de las Escrituras para los judíos (cf. Mt 5.17). Es Jesús, el hijo de José,#1.45 El hijo de José: Cf. Mt 1.18-25; Lc 1.26-38; 3.23. el de Nazaret.
46Dijo Natanael:
—¿Acaso de Nazaret puede salir algo bueno?
Felipe le contestó:
—Ven y compruébalo.#1.46 Nazaret era una pequeña población, no mencionada en el AT, sin importancia especial en la época.
47Cuando Jesús vio acercarse a Natanael, dijo:
—Aquí viene un verdadero israelita, en quien no hay engaño.
48Natanael le preguntó:
—¿Cómo es que me conoces?
Jesús le respondió:
—Te vi antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera.#1.48 Con esta mención tan precisa, Jesús muestra el conocimiento personal y profundo que tiene de los hombres. Cf. Jn 2.24-25; 4.17-19,29; 13.11; 16.30.
49Natanael le dijo:
—Maestro, ¡tú eres el Hijo de Dios,#1.49 Hijo de Dios: usado aquí como título mesiánico. Véase Mt 3.17 n., y cf. Mt 14.33; 16.16; Jn 11.27. tú eres el Rey de Israel!#1.49 Rey de Israel: título mesiánico. Jn muestra que Jesús es rey, pero de manera distinta a como muchos lo esperaban. Cf. Jn 6.15; 18.33-36; 19.19.
50Jesús le contestó:
—¿Me crees solamente porque te he dicho que te vi debajo de la higuera? Pues vas a ver cosas más grandes que estas.
51También dijo Jesús:
—Les aseguro que ustedes verán el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.#1.51 Hijo del hombre: Véase Índice temático. En este v. se alude al sueño de Jacob (Gn 28.10-17), cuando éste comprendió que el lugar donde estaba era sagrado y por eso le puso el nombre de Betel, «casa de Dios». Los discípulos, al presenciar los hechos, la muerte y la resurrección de Jesús, comprenderán que Jesús es la verdadera y definitiva casa de Dios entre los hombres.
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Texto © Sociedades Bíblicas Unidas, 1994.