Pero ellos y nuestros padres fueron altivos;
no quisieron obedecer tus mandamientos.
Se negaron a escucharte;
no se acordaron de las maravillas
que hiciste por ellos.
Fue tanta su terquedad y rebeldía
que hasta se nombraron un jefe
para que los hiciera volver
a la esclavitud de Egipto.
Pero tú no los abandonaste
porque eres Dios perdonador,
clemente y compasivo,
lento para la ira y grande en amor.