En cuanto empezó a hablarme, entró en mí el espíritu y me hizo poner de pie. Y pude oír al que me hablaba. Me dijo lo siguiente:
—Hijo de hombre, voy a enviarte adonde están los israelitas, un pueblo levantisco que se ha rebelado contra mí. Como hicieron sus antepasados, también ellos se han sublevado contra mí, hasta este mismo día.