—Esforzaos y animaos; no temáis ni tengáis miedo del rey de Asiria, ni de toda la multitud que con él viene; porque más hay con nosotros que con él. Con él está el brazo de carne, pero con nosotros está el Señor, nuestro Dios, para ayudarnos y pelear nuestras batallas.
Y el pueblo tuvo confianza en las palabras de Ezequías, rey de Judá.