2 Reyes 2:1-13
2 Reyes 2:1-13 NVI
Cuando se acercaba la hora en que el SEÑOR se iba a llevar a Elías al cielo en un torbellino, Elías y Eliseo salieron de Guilgal. Entonces Elías le dijo a Eliseo: ―Quédate aquí, pues el SEÑOR me ha enviado a Betel. Pero Eliseo le respondió: ―Tan cierto como que el SEÑOR y tú estáis vivos, te juro que no te dejaré solo. Así que fueron juntos a Betel. Allí los miembros de la comunidad de profetas de Betel salieron a recibirlos y le preguntaron a Eliseo: ―¿Sabes que hoy el SEÑOR va a quitarte a tu maestro, y a dejarte sin guía? ―Lo sé muy bien; ¡callad! Elías, por su parte, volvió a decirle: ―Quédate aquí, Eliseo, pues el SEÑOR me ha enviado a Jericó. Pero Eliseo le repitió: ―Tan cierto como que el SEÑOR y tú estáis vivos, te juro que no te dejaré solo. Así que fueron juntos a Jericó. También allí los miembros de la comunidad de profetas de la ciudad se acercaron a Eliseo y le preguntaron: ―¿Sabes que hoy el SEÑOR va a quitarte a tu maestro y a dejarte sin guía? ―Lo sé muy bien; ¡callad! Una vez más Elías le dijo: ―Quédate aquí, pues el SEÑOR me ha enviado al Jordán. Pero Eliseo insistió: ―Tan cierto como que el SEÑOR y tú estáis vivos, te juro que no te dejaré solo. Así que los dos siguieron caminando y se detuvieron junto al río Jordán. Cincuenta miembros de la comunidad de profetas fueron también hasta ese lugar, pero se mantuvieron a cierta distancia, frente a ellos. Elías tomó su manto y, enrollándolo, golpeó el agua. El río se partió en dos, de modo que ambos lo cruzaron en seco. Al cruzar, Elías le preguntó a Eliseo: ―¿Qué quieres que haga por ti antes de que me separen de tu lado? ―Te pido que sea yo el heredero de tu espíritu por partida doble —respondió Eliseo. ―Has pedido algo difícil —le dijo Elías—, pero, si logras verme cuando me separen de tu lado, te será concedido; de lo contrario, no. Iban caminando y conversando cuando, de pronto, los separó un carro de fuego con caballos de fuego, y Elías subió al cielo en medio de un torbellino. Eliseo, viendo lo que pasaba, se puso a gritar: «¡Padre mío, padre mío, carro y fuerza conductora de Israel!» Pero no volvió a verlo. Entonces agarró su ropa y la rasgó en dos. Luego recogió el manto que se le había caído a Elías y, regresando a la orilla del Jordán