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Deuteronomio 26:1-15

Deuteronomio 26:1-15 NVI

»Cuando hayas entrado en la tierra que el SEÑOR tu Dios te da como herencia, y tomes posesión de ella y te establezcas allí, tomarás de las primicias de todo lo que produzca la tierra que el SEÑOR tu Dios te da, y las pondrás en una canasta. Luego irás al lugar donde el SEÑOR tu Dios haya decidido habitar, y le dirás al sacerdote que esté oficiando: “Hoy declaro, ante el SEÑOR tu Dios, que he entrado en la tierra que él nos dio, tal como se lo juró a nuestros antepasados”. »El sacerdote tomará de tus manos la canasta y la pondrá frente al altar del SEÑOR tu Dios. Entonces tú declararás ante el SEÑOR tu Dios: “Mi padre fue un arameo errante, y descendió a Egipto con poca gente. Vivió allí hasta llegar a ser una gran nación, fuerte y numerosa. Pero los egipcios nos maltrataron, nos hicieron sufrir y nos sometieron a trabajos forzados. Nosotros clamamos al SEÑOR, el Dios de nuestros padres, y él escuchó nuestro ruego y vio la miseria, el trabajo y la opresión que nos habían impuesto. Por eso el SEÑOR nos sacó de Egipto con actos portentosos y gran despliegue de poder, con señales, prodigios y milagros que provocaron gran terror. Nos trajo a este lugar, y nos dio esta tierra, donde abundan la leche y la miel. Por eso ahora traigo las primicias de la tierra que tú, SEÑOR, me has dado”. »Acto seguido, pondrás la canasta delante del SEÑOR tu Dios, y te postrarás ante él. Y los levitas y los extranjeros celebrarán contigo todo lo bueno que el SEÑOR tu Dios te ha dado a ti y a tu familia. »Cuando ya hayas apartado la décima parte de todos tus productos del tercer año, que es el año del diezmo, se la darás al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda, para que coman y se sacien en tus ciudades. Entonces le dirás al SEÑOR tu Dios: “Ya he retirado de mi casa la porción consagrada a ti, y se la he dado al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda, conforme a todo lo que tú me mandaste. No me he apartado de tus mandamientos ni los he olvidado. Mientras estuve de luto, no comí nada de esta porción consagrada; mientras estuve impuro, no tomé nada de ella ni se la ofrecí a los muertos. SEÑOR mi Dios, yo te he obedecido y he hecho todo lo que me mandaste. Mira desde el cielo, desde el santo lugar donde resides y, tal como se lo juraste a nuestros antepasados, bendice a tu pueblo Israel y la tierra que nos has dado, tierra donde abundan la leche y la miel”.