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2 SAMUEL 2:10-32

2 SAMUEL 2:10-32 BLP

Cuarenta años tenía Isbóset, el hijo de Saúl, cuando comenzó a reinar sobre Israel y reinó durante dos años. Solo Judá siguió a David. David reinó sobre Judá en Hebrón durante siete años y seis meses. Abner, hijo de Ner, salió de Majanáin con los súbditos de Isbóset, el hijo de Saúl, en dirección a Gabaón. Por su parte, Joab, hijo de Seruyá, también salió con los súbditos de David, y se encontraron junto a la alberca de Gabaón. Se colocaron allí, unos a un lado de la alberca y los otros al otro lado. Entonces Abner propuso a Joab: —Que se adelanten los jóvenes y luchen ante nosotros. Joab respondió: —De acuerdo. Así que se adelantaron doce muchachos de Benjamín, por parte de Isbóset, hijo de Saúl, y otros doce de los súbditos de David. Cada cual agarró por la cabeza a su adversario y le hundió la espada en las costillas, de suerte que cayeron todos muertos a la vez. Y aquel paraje de Gabaón fue llamado Campo de las Costillas. Aquel día la lucha fue muy violenta. Abner y los israelitas fueron derrotados por la gente de David. Estaban allí los tres hijos de Seruyá: Joab, Abisay y Asael. Asael corría como un ciervo en campo abierto, y se lanzó en persecución de Abner sin desviarse lo más mínimo de su objetivo. Abner miró hacia atrás y preguntó: —¿Eres Asael? Él contestó: —Sí. Abner le dijo: —Desvíate a cualquier lado, agarra a alguno de los muchachos y quédate con sus despojos. Pero Asael no quiso dejar de perseguirlo. Abner le insistió: —Deja ya de perseguirme o me obligarás a aplastarte. Y luego, ¿con qué cara me presento ante tu hermano Joab? Pero Asael no quiso apartarse y entonces Abner le clavó en el vientre la empuñadura de su lanza y le salió por la espalda. Y allí mismo cayó muerto. Todos los que llegaban al lugar donde Asael había caído muerto se detenían. Joab y Abisay se lanzaron en persecución de Abner y al ponerse el sol llegaron a Amá, frente a Guiaj, en el camino del desierto de Gabaón. Los benjaminitas se reagruparon tras Abner y se detuvieron, cerrando filas, en lo alto de la colina. Entonces Abner gritó a Joab: —¿Es que la espada no va a dejar de hacer estragos? ¿No sabes que al final todo será amargura? ¿Cuándo vas a decirle a la gente que deje de perseguir a sus hermanos? Joab respondió: —Te juro por Dios que, si no hubieras hablado, mi gente habría seguido persiguiendo a sus hermanos hasta el amanecer. Inmediatamente Joab tocó el cuerno y toda la gente se detuvo, dejaron de perseguir a los israelitas y cesó el combate. Abner y sus hombres caminaron por la Arabá toda aquella noche, cruzaron el Jordán y, después de caminar durante toda la mañana, llegaron a Majanáin. Por su parte, Joab dejó de perseguir a Abner y reunió a toda la tropa. De los súbditos de David faltaban diecinueve hombres, además de Asael. En cambio, los súbditos de David habían matado a trescientos sesenta benjaminitas de los hombres de Abner. Se llevaron a Asael y lo enterraron en la sepultura familiar, en Belén. Luego Joab y sus hombres caminaron durante toda la noche y amanecieron en Hebrón.