HECHOS 17
17
Evangelización de Tesalónica
1Pasaron por Anfípolis y Apolonia y llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga judía. 2Siguiendo su costumbre, Pablo asistió a sus reuniones, y durante tres sábados consecutivos departió con ellos,#9,10; 17,10.17 (ver Lc 4,16). 3explicándoles y demostrándoles, con base en las Escrituras, que el Mesías había de padecer y resucitar de entre los muertos. Y añadía:
—El Mesías no es otro que Jesús, a quien yo os anuncio.#5,42; Lc 24,26.
4Algunos judíos se convencieron y se unieron a Pablo y a Silas, y lo mismo hicieron muchos griegos que rendían culto al verdadero Dios, junto con numerosas damas distinguidas.#10,2 (segunda nota); 13,50; 17,12. 5Pero los judíos, movidos por la envidia, reclutaron unos cuantos maleantes callejeros que alborotaron a la población y provocaron un tumulto en la ciudad. Se aglomeraron ante la casa de Jasón con el propósito de conducir a Pablo y a Silas ante la asamblea popular.#1 Ts 2,2.14. 6Como no los encontraron, llevaron a rastras a Jasón y a algunos otros hermanos ante los magistrados, diciendo a gritos:
—¡Esos individuos que han revolucionado el mundo entero, también se han presentado aquí! 7¡Jasón los ha hospedado en su casa y no hacen más que desafiar las leyes del emperador y afirman que hay otro rey, Jesús!#Lc 23,3; Jn 19,12.
8Estas palabras alarmaron a la gente y a los magistrados; 9así que exigieron a Jasón y a los demás que depositasen una fianza para dejarlos en libertad.
Pablo y Silas en Berea
10Al caer la noche, sin más dilación, los hermanos encaminaron a Pablo y a Silas hacia Berea. Llegados allí, no tardaron en acudir a la sinagoga judía. 11En Berea, los judíos eran de mentalidad más abierta que los de Tesalónica, y recibieron el mensaje con gran interés, estudiando asiduamente las Escrituras para comprobar si las cosas eran realmente así.#(ver Jn 5,39). 12Muchos de ellos creyeron, e incluso entre los no judíos hubo un gran número de señoras distinguidas y de hombres que abrazaron la fe.#13,50; 14,19.
13Pero cuando los judíos de Tesalónica se enteraron de que Pablo estaba anunciando el mensaje de Dios en Berea, fueron allá para incitar y alborotar a la plebe. 14Así que, sin pérdida de tiempo, los hermanos condujeron a Pablo hasta la costa; Silas y Timoteo se quedaron en Berea.#15,22; 16,1 (notas); 1 Ts 3,1-6. 15Los que acompañaban a Pablo lo escoltaron hasta Atenas y regresaron con el encargo de que Silas y Timoteo se reuniesen cuanto antes con él.
Pablo en Atenas
16Mientras esperaba en Atenas a Silas y a Timoteo, Pablo se sentía exasperado al ver la ciudad sumida en la idolatría. 17Conversaba en la sinagoga con los judíos y con los que, sin serlo, rendían culto al Dios verdadero; y lo mismo hacía diariamente en la plaza mayor con los transeúntes.#10,2 (segunda nota); 18,19. 18También entraron en contacto con él algunos filósofos epicúreos y estoicos. Unos preguntaban:
—¿Qué podrá decir este charlatán?
Otros, basándose en que anunciaba la buena nueva de Jesús y de la resurrección, comentaban:
—Parece ser un propagandista de dioses extranjeros.
19Así que, sin más miramientos, lo llevaron al Areópago y le preguntaron:
—¿Puede saberse qué nueva doctrina es esta que enseñas?#4,5-7; 5,27-33; 9,15; 22,30; 24,1-2; 25,23; Lc 21,12 y par. 20Pues nos estás llenando los oídos con extrañas ideas y queremos saber qué significa todo esto.
21(Téngase en cuenta que todos los atenienses, y también los residentes extranjeros, no se ocupaban más que de charlar sobre las últimas novedades).
Discurso de Pablo en el Areópago
22Pablo, erguido en el centro del Areópago, tomó la palabra y se expresó así:
—Atenienses: resulta a todas luces evidente que sois muy religiosos.#(ver 13,16-41; 20,18-35; 22,1-21). 23Lo prueba el hecho de que, mientras deambulaba por la ciudad contemplando vuestros monumentos sagrados, he encontrado un altar con esta inscripción: «Al dios desconocido». Pues al que vosotros adoráis sin conocerlo, a ese os vengo a anunciar. 24Es el Dios que ha creado el universo y todo lo que en él existe; siendo como es el Señor de cielos y tierra, no habita en templos construidos por hombres#7,48; Is 42,5; Sal 50,12; 51,16; 146,6; Mt 11,25; 1 Re 8,27; Is 66,1. 25ni tiene necesidad de ser honrado por humanos, pues es él quien imparte a todos vida, aliento y todo lo demás. 26Él ha hecho que, a partir de uno solo,#17,26: de uno solo: Bastantes mss., algunos de reconocido valor, dicen: de una sola sangre. las más diversas razas humanas pueblen la superficie entera de la tierra, determinando las épocas concretas y los lugares exactos en que debían habitar.#Gn 1,27; Dt 32,8. 27Y esto para ver si, aunque fuese a tientas, pudieran encontrar a Dios, que realmente no está muy lejos de cada uno de nosotros. 28En él, efectivamente, vivimos, nos movemos y existimos. Como bien dijeron algunos de vuestros poetas: «Estirpe suya somos». 29Siendo, pues, estirpe de Dios, no debemos suponer que la divinidad tenga algún parecido con esas imágenes de oro, plata o mármol, que son labradas por el arte y la inspiración humana.#Is 40,18-20; 44,10-17. 30Y aunque es verdad que Dios no ha tomado en cuenta los tiempos en que reinaba la ignorancia, ahora dirige un aviso a todos los humanos, dondequiera que estén, para que se conviertan.#3,17; Rm 3,25; Ef 4,18. 31Y ya tiene fijado el día en que ha de juzgar con toda justicia al mundo; a tal fin ha designado a un hombre, a quien ha dado su aprobación delante de todos al resucitarlo de la muerte.#10,42; Sal 9,8; 96,13; 98,9.
32Cuando oyeron hablar de resurrección de muertos, unos lo tomaron a burla. Y otros dijeron:
—¡Ya nos hablarás de ese tema en otra ocasión!#(ver 24,25).
33Así que Pablo abandonó la reunión. 34Sin embargo, hubo quienes se unieron a él y abrazaron la fe; entre ellos, Dionisio, que era miembro del Areópago; una mujer llamada Dámaris y algunos otros.
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17
Evangelización de Tesalónica
1Pasaron por Anfípolis y Apolonia y llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga judía. 2Siguiendo su costumbre, Pablo asistió a sus reuniones, y durante tres sábados consecutivos departió con ellos,#9,10; 17,10.17 (ver Lc 4,16). 3explicándoles y demostrándoles, con base en las Escrituras, que el Mesías había de padecer y resucitar de entre los muertos. Y añadía:
—El Mesías no es otro que Jesús, a quien yo os anuncio.#5,42; Lc 24,26.
4Algunos judíos se convencieron y se unieron a Pablo y a Silas, y lo mismo hicieron muchos griegos que rendían culto al verdadero Dios, junto con numerosas damas distinguidas.#10,2 (segunda nota); 13,50; 17,12. 5Pero los judíos, movidos por la envidia, reclutaron unos cuantos maleantes callejeros que alborotaron a la población y provocaron un tumulto en la ciudad. Se aglomeraron ante la casa de Jasón con el propósito de conducir a Pablo y a Silas ante la asamblea popular.#1 Ts 2,2.14. 6Como no los encontraron, llevaron a rastras a Jasón y a algunos otros hermanos ante los magistrados, diciendo a gritos:
—¡Esos individuos que han revolucionado el mundo entero, también se han presentado aquí! 7¡Jasón los ha hospedado en su casa y no hacen más que desafiar las leyes del emperador y afirman que hay otro rey, Jesús!#Lc 23,3; Jn 19,12.
8Estas palabras alarmaron a la gente y a los magistrados; 9así que exigieron a Jasón y a los demás que depositasen una fianza para dejarlos en libertad.
Pablo y Silas en Berea
10Al caer la noche, sin más dilación, los hermanos encaminaron a Pablo y a Silas hacia Berea. Llegados allí, no tardaron en acudir a la sinagoga judía. 11En Berea, los judíos eran de mentalidad más abierta que los de Tesalónica, y recibieron el mensaje con gran interés, estudiando asiduamente las Escrituras para comprobar si las cosas eran realmente así.#(ver Jn 5,39). 12Muchos de ellos creyeron, e incluso entre los no judíos hubo un gran número de señoras distinguidas y de hombres que abrazaron la fe.#13,50; 14,19.
13Pero cuando los judíos de Tesalónica se enteraron de que Pablo estaba anunciando el mensaje de Dios en Berea, fueron allá para incitar y alborotar a la plebe. 14Así que, sin pérdida de tiempo, los hermanos condujeron a Pablo hasta la costa; Silas y Timoteo se quedaron en Berea.#15,22; 16,1 (notas); 1 Ts 3,1-6. 15Los que acompañaban a Pablo lo escoltaron hasta Atenas y regresaron con el encargo de que Silas y Timoteo se reuniesen cuanto antes con él.
Pablo en Atenas
16Mientras esperaba en Atenas a Silas y a Timoteo, Pablo se sentía exasperado al ver la ciudad sumida en la idolatría. 17Conversaba en la sinagoga con los judíos y con los que, sin serlo, rendían culto al Dios verdadero; y lo mismo hacía diariamente en la plaza mayor con los transeúntes.#10,2 (segunda nota); 18,19. 18También entraron en contacto con él algunos filósofos epicúreos y estoicos. Unos preguntaban:
—¿Qué podrá decir este charlatán?
Otros, basándose en que anunciaba la buena nueva de Jesús y de la resurrección, comentaban:
—Parece ser un propagandista de dioses extranjeros.
19Así que, sin más miramientos, lo llevaron al Areópago y le preguntaron:
—¿Puede saberse qué nueva doctrina es esta que enseñas?#4,5-7; 5,27-33; 9,15; 22,30; 24,1-2; 25,23; Lc 21,12 y par. 20Pues nos estás llenando los oídos con extrañas ideas y queremos saber qué significa todo esto.
21(Téngase en cuenta que todos los atenienses, y también los residentes extranjeros, no se ocupaban más que de charlar sobre las últimas novedades).
Discurso de Pablo en el Areópago
22Pablo, erguido en el centro del Areópago, tomó la palabra y se expresó así:
—Atenienses: resulta a todas luces evidente que sois muy religiosos.#(ver 13,16-41; 20,18-35; 22,1-21). 23Lo prueba el hecho de que, mientras deambulaba por la ciudad contemplando vuestros monumentos sagrados, he encontrado un altar con esta inscripción: «Al dios desconocido». Pues al que vosotros adoráis sin conocerlo, a ese os vengo a anunciar. 24Es el Dios que ha creado el universo y todo lo que en él existe; siendo como es el Señor de cielos y tierra, no habita en templos construidos por hombres#7,48; Is 42,5; Sal 50,12; 51,16; 146,6; Mt 11,25; 1 Re 8,27; Is 66,1. 25ni tiene necesidad de ser honrado por humanos, pues es él quien imparte a todos vida, aliento y todo lo demás. 26Él ha hecho que, a partir de uno solo,#17,26: de uno solo: Bastantes mss., algunos de reconocido valor, dicen: de una sola sangre. las más diversas razas humanas pueblen la superficie entera de la tierra, determinando las épocas concretas y los lugares exactos en que debían habitar.#Gn 1,27; Dt 32,8. 27Y esto para ver si, aunque fuese a tientas, pudieran encontrar a Dios, que realmente no está muy lejos de cada uno de nosotros. 28En él, efectivamente, vivimos, nos movemos y existimos. Como bien dijeron algunos de vuestros poetas: «Estirpe suya somos». 29Siendo, pues, estirpe de Dios, no debemos suponer que la divinidad tenga algún parecido con esas imágenes de oro, plata o mármol, que son labradas por el arte y la inspiración humana.#Is 40,18-20; 44,10-17. 30Y aunque es verdad que Dios no ha tomado en cuenta los tiempos en que reinaba la ignorancia, ahora dirige un aviso a todos los humanos, dondequiera que estén, para que se conviertan.#3,17; Rm 3,25; Ef 4,18. 31Y ya tiene fijado el día en que ha de juzgar con toda justicia al mundo; a tal fin ha designado a un hombre, a quien ha dado su aprobación delante de todos al resucitarlo de la muerte.#10,42; Sal 9,8; 96,13; 98,9.
32Cuando oyeron hablar de resurrección de muertos, unos lo tomaron a burla. Y otros dijeron:
—¡Ya nos hablarás de ese tema en otra ocasión!#(ver 24,25).
33Así que Pablo abandonó la reunión. 34Sin embargo, hubo quienes se unieron a él y abrazaron la fe; entre ellos, Dionisio, que era miembro del Areópago; una mujer llamada Dámaris y algunos otros.
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