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ÉXODO 21:12-36

ÉXODO 21:12-36 BLP

El que hiere a alguien y le causa la muerte, deberá morir también él. Pero si fue por accidente y Dios lo permitió, yo te indicaré un lugar en donde puede encontrar refugio. Si alguien está reñido con su prójimo y lo asesina con premeditación, hasta de mi altar lo arrancarás y harás que muera. El que pegue a su padre o a su madre, deberá morir. El que secuestre a una persona, tanto si la vende como si la retiene, deberá morir. El que maldiga a su padre o a su madre, deberá morir. Puede suceder que en el transcurso de una pelea, un hombre hiera a otro a puñetazos o a pedradas, sin causarle la muerte, pero obligándole a guardar cama; si el herido puede levantarse y salir a la calle con ayuda de un bastón, se absolverá al que lo hirió, pero tendrá que pagarle los gastos de la cura y de la convalecencia. Si alguien apalea a su esclavo o a su esclava y alguno de ellos muere en el acto, el muerto deberá ser vengado; pero si sobreviven un día o más, ya no serán vengados, porque eran propiedad del amo. Si en el transcurso de una pelea entre dos hombres, uno lastima a una mujer embarazada, haciéndola abortar, pero sin causarle ningún otro daño, el agresor deberá pagar la multa que el marido de la mujer solicite y los jueces ratifiquen. Pero si hay otras lesiones, entonces se exigirá vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe. Si uno deja tuerto de un golpe a su esclavo o a su esclava, les dará la libertad en compensación por el ojo. Si le rompe un diente, también le concederá la libertad en compensación por su diente. Si un toro acornea y mata a un hombre o a una mujer, se matará a pedradas al toro y no se comerá su carne; su dueño quedará libre de culpa. Puede suceder que el toro ya hubiera embestido en otras ocasiones y el dueño del animal, estando avisado, no tomara precauciones; en tal supuesto, si el toro mata a un hombre o una mujer, al toro se le matará a pedradas y el dueño deberá morir. Si se le permite rescatar su vida a cambio de una multa, pagará la cantidad impuesta. Se aplicará esta misma ley en el caso de que el acorneado sea un muchacho o una muchacha. Si el toro acornea a un esclavo o a una esclava, el dueño del toro pagará treinta monedas de plata al amo del esclavo o de la esclava, y el animal morirá apedreado. Si alguien tiene un pozo abierto, o abre una fosa y no la tapa, y un toro o un asno caen dentro, el dueño del pozo tendrá que indemnizar por los daños: pagará el precio del animal a su dueño y él se quedará con el animal muerto. Si el toro de uno acornea al toro de otro y lo mata, venderán el toro vivo y se repartirán el importe; también se repartirán la carne del toro muerto. Pero si el toro ya había embestido en otras ocasiones y el dueño del animal, estando ya avisado, no tomó precauciones, entonces pagará al dueño del animal muerto un toro vivo, y él se quedará con el toro muerto.

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