GÉNESIS 18:4-15
GÉNESIS 18:4-15 BLP
Que os traigan un poco de agua para lavar vuestros pies, y luego podréis descansar bajo el árbol. Ya que me habéis honrado con vuestra visita, permitidme que vaya a buscar algo de comer para que repongáis fuerzas antes de seguir vuestro camino. Ellos respondieron: —Bien, haz lo que dices. Abrahán entró corriendo en la tienda donde estaba Sara, y le dijo: —¡Rápido!, toma tres medidas de la mejor harina, amásalas y prepara unas tortas. Después Abrahán fue corriendo a la vacada, tomó un becerro tierno y cebado y se lo dio a su sirviente, que a toda prisa se puso a prepararlo. Cuando el becerro ya estuvo a punto se lo sirvió acompañado de leche y requesón. Mientras comían, Abrahán se quedó de pie junto a ellos, debajo del árbol. Ellos le preguntaron: —¿Dónde está Sara tu mujer? Abrahán respondió: —Ahí, en la tienda. Uno de ellos le dijo: —El año próximo volveré sin falta a visitarte, y para entonces Sara, tu mujer, habrá tenido un hijo. Mientras tanto, Sara estaba escuchando a la entrada de la tienda, a espaldas del que hablaba. Abrahán y Sara ya eran ancianos, entrados en años, y Sara ya no tenía sus períodos menstruales. Por eso Sara no pudo contener la risa al pensar en sus adentros: «¿Ahora que ya estoy seca voy a tener placer con un marido tan viejo?». Pero el Señor dijo a Abrahán: —¿Cómo es que Sara se ha reído pensando que una mujer tan anciana no puede dar a luz? ¿Acaso hay algo imposible para el Señor? El año que viene por estas fechas volveré a visitarte y Sara habrá tenido un hijo. Sara tuvo miedo, y lo negó diciendo: —Yo no me he reído. Pero el Señor le replicó: —Sí que te has reído.