JUECES 4:12-24
JUECES 4:12-24 BLP
Avisaron a Sísara que Barac, el hijo de Abinoán, había subido al monte Tabor. Y Sísara reunió todos sus carros, novecientos carros de hierro, y todas sus tropas, llevándolas desde Jaróset Goyín al torrente Quisón. Débora dijo a Barac: —¡Ánimo!, que este es el día en que el Señor te va a entregar a Sísara. ¿Acaso no va el Señor delante de ti? Barac bajó del monte Tabor seguido de sus diez mil hombres. El Señor sembró el pánico en Sísara, en todos sus carros y en todo su ejército ante Barac. Sísara se bajó del carro y huyó a pie. Barac persiguió a los carros y al ejército hasta Jaróset Goyín. Todo el ejército de Sísara cayó a filo de espada: no quedó ni uno. Pero Sísara huyó a pie hacia la tienda de Jael, mujer de Jéber, el quenita, porque reinaba la paz entre Jabín, rey de Jasor, y la familia de Jéber, el quenita. Jael salió al encuentro de Sísara y le dijo: —Entra, señor mío, entra en mi casa. No temas. Sísara entró en la tienda y ella lo cubrió con una manta. Él le pidió: —Por favor, dame de beber un poco de agua, que tengo sed. Ella abrió el odre de la leche, le dio de beber y lo volvió a tapar. Sísara le dijo: —Quédate a la entrada de la tienda y si alguien viene y te pregunta: «¿Hay alguien aquí?», respóndele que no. Pero Jael, mujer de Jéber, cogió una clavija de la tienda, tomó el martillo en la mano, se le acercó silenciosamente y le hincó la clavija en la sien hasta clavarla en tierra. Y Sísara que, agotado de cansancio, estaba profundamente dormido, murió. Cuando llegó Barac persiguiendo a Sísara, Jael le salió al encuentro y le dijo: —Ven, que te voy a mostrar al hombre que buscas. Barac entró en la tienda donde Sísara yacía muerto con la clavija clavada en la sien. Así humilló Dios aquel día a Jabín, rey cananeo, ante los israelitas que cada vez fueron acosando más duramente a Jabín, rey cananeo, hasta que terminaron con él.