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LUCAS 1:19-38

LUCAS 1:19-38 BLP

El ángel le contestó: —Yo soy Gabriel, el que está en la presencia de Dios. Él me envió a hablar contigo y comunicarte esta buena noticia. Cuanto te he dicho se cumplirá en su momento oportuno; pero como no has dado crédito a mis palabras, vas a quedarte mudo y no volverás a hablar hasta el día en que tenga lugar todo esto. Mientras tanto, la gente que esperaba a Zacarías estaba extrañada de que permaneciera tanto tiempo en el Templo. Cuando por fin salió, al ver que no podía hablar, comprendieron que había tenido una visión en el Templo. Había quedado mudo y solo podía expresarse por señas. Una vez cumplido el tiempo de su servicio sacerdotal, Zacarías volvió a su casa. Pasados unos días, Elisabet, su esposa, quedó embarazada y permaneció cinco meses sin salir de casa, pues decía: «Al hacer esto conmigo, el Señor ha querido librarme de la vergüenza ante los demás». Al sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a Nazaret, un pueblo de Galilea, a visitar a una joven virgen llamada María, que estaba prometida en matrimonio a José, un varón descendiente del rey David. El ángel entró en el lugar donde estaba María y le dijo: —Alégrate, favorecida de Dios. El Señor está contigo. María se quedó perpleja al oír estas palabras, preguntándose qué significaba aquel saludo. Pero el ángel le dijo: —No tengas miedo, María, pues Dios te ha concedido su gracia. Vas a quedar embarazada, y darás a luz un hijo, al cual pondrás por nombre Jesús. Un hijo que será grande, será Hijo del Altísimo. Dios, el Señor, le entregará el trono de su antepasado David, reinará eternamente sobre la casa de Jacob y su reinado no tendrá fin. María replicó al ángel: —Yo no tengo relaciones conyugales con nadie; ¿cómo, pues, podrá sucederme esto? El ángel le contestó: —El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Dios Altísimo te envolverá. Por eso, el niño que ha de nacer será santo, será Hijo de Dios. Mira, si no, a Elisabet, tu parienta: también ella va a tener un hijo en su ancianidad; la que consideraban estéril, está ya de seis meses, porque para Dios no hay nada imposible. María dijo: —Yo soy la esclava del Señor. Que él haga conmigo como dices. Entonces el ángel se fue.

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