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LUCAS 16

16
Parábola del administrador astuto
1Dijo también Jesús a los discípulos:
—Un hombre rico tenía un administrador que fue acusado ante su amo de malversar sus bienes.#19,22-24; Mt 25,26. 2El amo lo llamó y le dijo: «¿Qué es esto que me dicen de ti? Preséntame las cuentas de tu administración, porque desde ahora quedas despedido de tu cargo». 3El administrador se puso a pensar: «¿Qué voy a hacer ahora? Mi amo me quita la administración, y yo para cavar no tengo fuerzas, y pedir limosna me da vergüenza. 4¡Ya sé qué voy a hacer para que, cuando deje el cargo, no falte quien me reciba en su casa!». 5Comenzó entonces a llamar, uno por uno, a los deudores de su amo. Al primero le preguntó: «¿Cuánto debes a mi amo?». 6Le contestó: «Cien barriles de aceite». El administrador le dijo: «Pues mira, toma tus recibos y apunta solo cincuenta». 7Al siguiente le preguntó: «¿Tú cuánto le debes?». Le contestó: «Cien sacos de trigo». Le dijo el administrador: «Pues mira, toma tus recibos y apunta solo ochenta». 8Y el amo elogió la astucia de aquel administrador corrupto porque, en efecto, los que pertenecen a este mundo son más sagaces en sus negocios que los que pertenecen a la luz.#Ef 5,8; 1 Ts 5,5 (ver Jn 8,12). 9Por eso, os aconsejo que os ganéis amigos utilizando las riquezas de este mundo. Así, cuando llegue el día de dejarlas, habrá quien os reciba en la mansión eterna.#12,33 (ver 6,24). 10El que es fiel en lo poco, también será fiel en lo mucho; y el que no es fiel en lo poco, tampoco lo será en lo mucho.#Mt 25,21-23 y par. 11De modo que si no sois fieles con las riquezas de este mundo, ¿quién os confiará la verdadera riqueza? 12Y si no sois fieles con lo ajeno, ¿quién os dará lo que os pertenece?
Dios y el dinero
(Mt 6,24)
13Ningún criado puede servir a dos amos al mismo tiempo, porque aborrecerá al uno y apreciará al otro, o será fiel al uno y del otro no hará caso. No podéis servir al mismo tiempo a Dios y al dinero.
La ley y el reino de Dios
(Mt 11,12-13)
14Todas estas cosas las oían los fariseos, que eran amigos del dinero, y se burlaban de Jesús. 15Él les dijo:
—Vosotros pretendéis pasar por gente de bien delante de los demás, pero Dios sabe lo que hay en vuestro corazón; y aquello que la gente juzga valioso, para Dios es solo basura.#18,9; 20,20; Mt 23,28. 16La ley de Moisés y las enseñanzas de los profetas tuvieron plena vigencia hasta que vino Juan el Bautista; desde entonces se anuncia el reino de Dios y todos se oponen con violencia a él. 17Más fácil es que dejen de existir el cielo y la tierra que se pierda una sola coma de la ley.#21,23; Mt 5,18.
Sobre la separación conyugal
18El que se separe de su mujer para casarse con otra, comete adulterio. Y también comete adulterio el que se case con una mujer separada.#Mt 5,32; 19,9; 1 Co 7,10-11.
El rico glotón y Lázaro el mendigo
19Jesús prosiguió:
—Había una vez un hombre rico que vestía de púrpura y finísimo lino, y que todos los días celebraba grandes fiestas. 20Y había también un pobre, llamado Lázaro, que, cubierto de llagas, estaba tendido a la puerta del rico. 21Deseaba llenar su estómago con lo que caía de la mesa del rico y hasta los perros se acercaban a lamerle las llagas.#Mt 15,27 y par. 22Cuando el pobre murió, los ángeles lo llevaron al seno de Abrahán. Tiempo después murió también el rico, y fue enterrado. 23Y sucedió que, estando el rico en el abismo, levantó los ojos en medio de los tormentos y vio a lo lejos a Abrahán y a Lázaro en su compañía. 24Entonces exclamó: «¡Padre Abrahán, ten compasión de mí! ¡Envíame a Lázaro, que moje en agua la punta de su dedo y me refresque la lengua, porque sufro lo indecible en medio de estas llamas!». 25Abrahán le contestó: «Amigo, recuerda que durante tu vida terrena recibiste muchos bienes, y que Lázaro, en cambio, solamente recibió males. Pues bien, ahora él goza aquí de consuelo y a ti te toca sufrir.#6,21.24-25. 26Además, entre nosotros y vosotros se abre una sima infranqueable, de modo que nadie puede ir a vosotros desde aquí, ni desde ahí puede venir nadie hasta nosotros». 27El rico dijo: «Entonces, padre, te suplico que envíes a Lázaro a mi casa paterna 28para que hable a mis cinco hermanos, a fin de que no vengan también ellos a este lugar de tormento». 29Pero Abrahán le respondió: «Ellos ya tienen lo que han escrito Moisés y los profetas. Que los escuchen». 30El rico replicó: «No, padre Abrahán, solo si alguno de los que han muerto va a hablarles, se convertirán». 31Abrahán le contestó: «Si no quieren escuchar a Moisés y a los profetas, tampoco se convencerán aunque resucite uno de los que han muerto».#(ver 10,13; Jn 5,46-47; 20,29).

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