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1 SAMUEL 17:41-58

1 SAMUEL 17:41-58 RV2020

El filisteo avanzó y se acercó a David, precedido de su escudero. Cuando el filisteo miró y vio a David, no lo tomó en serio, porque era apenas un muchacho, rubio y de hermoso parecer. El filisteo dijo a David: —¿Soy yo un perro, para que vengas contra mí con palos? Y maldijo a David con una invocación a sus dioses. Dijo luego el filisteo a David: —Ven hacia mí y daré tu carne a las aves del cielo y a las bestias del campo. Entonces dijo David al filisteo: —Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina; pero yo voy contra ti en el nombre del Señor de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado. El Señor te entregará hoy en mis manos, yo te venceré y te cortaré la cabeza. Y hoy mismo entregaré tu cuerpo y los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra, y sabrá toda la tierra que hay Dios en Israel. Y toda esta congregación sabrá que el Señor no salva con espada ni con lanza, porque del Señor es la batalla y él os entregará en nuestras manos. Aconteció que cuando el filisteo se levantó y echó a andar para ir al encuentro de David, David se dio prisa y corrió a la línea de batalla contra el filisteo. Metió David su mano en la bolsa, tomó de allí una piedra, la tiró con la honda e hirió al filisteo en la frente. La piedra se le clavó en la frente, y cayó a tierra sobre su rostro. Así venció David al filisteo con honda y piedra. Hirió al filisteo y lo mató, sin tener David una espada en sus manos. Entonces corrió David y se puso sobre el filisteo; tomó su espada, la sacó de la vaina, lo acabó de matar, y le cortó con ella la cabeza. Cuando los filisteos vieron muerto a su paladín, huyeron. Se levantaron luego los de Israel y los de Judá, dieron gritos de guerra y siguieron tras los filisteos hasta el valle y hasta las puertas de Ecrón. Muchos filisteos cayeron heridos por el camino de Saaraim hasta Gat y Ecrón. Regresaron los hijos de Israel de perseguir a los filisteos, y saquearon su campamento. Entonces David tomó la cabeza del filisteo y la trajo a Jerusalén, pero sus armas las puso en su tienda. Cuando Saúl vio a David que salía a encontrarse con el filisteo, dijo a Abner, general del ejército: —Abner, ¿de quién es hijo ese joven? Abner respondió: —¡Vive tu alma!, oh rey, que no lo sé. Y el rey dijo: —Pregunta de quién es hijo ese joven. Cuando David volvió de matar al filisteo, Abner lo tomó y lo llevó ante Saúl. David llevaba en su mano la cabeza del filisteo. Saúl le preguntó: —Muchacho, ¿de quién eres hijo? David respondió: —Soy hijo de tu siervo Isaí de Belén.