2 CRÓNICAS 7:6-22
2 CRÓNICAS 7:6-22 RV2020
Los sacerdotes desempeñaban su ministerio, mientras los levitas alababan al Señor con los instrumentos de música que el rey David había hecho para acompañar los cánticos al Señor, «porque su misericordia es para siempre», y entonaban los cánticos compuestos por David. Los sacerdotes tocaban las trompetas delante de ellos, y todo Israel se mantenía en pie. También Salomón consagró la parte central del atrio que estaba delante de la casa del Señor, por cuanto había ofrecido allí los holocaustos, y lo mejor de las ofrendas de paz; porque en el altar de bronce que Salomón había hecho no cabían los holocaustos, las ofrendas y las grasas. Entonces, hizo Salomón fiesta durante siete días, y con él todo Israel, una gran congregación, desde la entrada de Hamat hasta el arroyo de Egipto. Al octavo día, hicieron solemne asamblea, porque habían hecho la dedicación del altar en siete días, y habían celebrado la fiesta solemne durante siete días. Y a los veintitrés días del mes séptimo, envió al pueblo a sus hogares, alegres y gozosos de corazón por los beneficios que el Señor había hecho a David y a Salomón, y a su pueblo Israel. Terminó, pues, Salomón la casa del Señor, y la casa del rey; y todo lo que se había propuesto hacer en la casa del Señor, y en su propia casa, fue prosperado. Entonces, apareció el Señor a Salomón de noche y le dijo: —Yo he oído tu oración, y he elegido para mí este lugar como Casa de sacrificio. Si yo cierro los cielos para que no haya lluvia, y si mando a la langosta que consuma la tierra, o si envío la peste a mi pueblo; si se humilla mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oran, buscan mi rostro, y se convierten de sus malos caminos, entonces yo oiré desde los cielos, perdonaré sus pecados y sanaré su tierra. Mis ojos estarán abiertos, y mis oídos atentos, a la oración que se haga en este lugar; pues ahora he elegido y santificado esta Casa, para que esté en ella mi nombre para siempre; y mis ojos y mi corazón estarán ahí para siempre. Y si tú andas delante de mí como anduvo tu padre David, haces todas las cosas que yo te he mandado, y guardas mis estatutos y mis decretos, yo confirmaré el trono de tu reino, como pacté con David, tu padre, cuando le dije: «No te faltará uno de los tuyos para que gobierne en Israel». Pero si vosotros os volvéis, y dejáis mis estatutos y mandamientos que he puesto delante de vosotros, y vais y servís a dioses ajenos, y los adoráis, yo os arrancaré de mi tierra que os he dado; arrojaré de mi presencia esta Casa que he santificado a mi nombre, y la haré objeto de burla y escarnio entre todos los pueblos. Y esta Casa que es tan excelsa, será espanto a todo el que pase, de modo que dirá: «¿Por qué ha hecho así el Señor a esta tierra y a esta Casa?». Y se responderá: «Por cuanto dejaron al Señor, Dios de sus padres, que los sacó de la tierra de Egipto, y han abrazado a dioses ajenos, y los han adorado y servido; por eso él ha traído todo este mal sobre ellos».