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2 CORINTIOS 7:2-11

2 CORINTIOS 7:2-11 RV2020

Admitidnos. A nadie hemos ofendido, a nadie hemos corrompido, a nadie hemos engañado. No lo digo para condenaros, pues ya he dicho antes que estáis en nuestro corazón, para morir y para vivir juntos. Os hablo con mucha franqueza, me siento muy orgulloso de vosotros. En medio de todas nuestras tribulaciones, estoy lleno de ánimo y desbordo de alegría. Porque además, cuando llegamos a Macedonia nuestro cuerpo no tuvo ningún descanso, sino que enfrentamos tribulaciones de todas partes: de fuera, conflictos, y de dentro, temores. Pero Dios, que consuela a los humildes, nos consoló con la llegada de Tito. Y no solo su llegada, sino también por el consuelo que él había recibido de parte de vosotros. Él nos hizo saber de vuestro gran afecto, de vuestro llanto y de vuestra preocupación por mí, para que así me alegrara aún más. Aunque os entristecí con mi carta, no me arrepiento. Hubo un momento en que lo lamenté, pues vi que aquella carta os entristeció por algún tiempo, pero ahora me alegro, no porque hayáis sido entristecidos, sino porque esa tristeza os condujo al arrepentimiento. Fuisteis entristecidos según la voluntad de Dios, de modo que no habéis sufrido ningún daño por nuestra parte. Porque el dolor que es según la voluntad de Dios produce arrepentimiento para salvación, de lo que no hay que arrepentirse; pero el dolor del mundo produce muerte. Porque fijaos, esa tristeza, que fue según la voluntad de Dios, cuánta preocupación ha producido en vosotros; y no solo el deseo de disculparse, sino también cuánta indignación, cuánto temor, cuánto afecto, cuánto celo y cuánto deseo de hacer justicia. En todo habéis mostrado que estáis limpios en este asunto.