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2 SAMUEL 12:15-31

2 SAMUEL 12:15-31 RV2020

Y Natán se fue a su casa. El Señor hirió al niño que la mujer de Urías había dado a David, y enfermó gravemente. Entonces David rogó a Dios por el niño; ayunó David, se retiró y se pasó la noche acostado en tierra. Los ancianos de su casa fueron a rogarle que se levantara del suelo, pero él no quiso, ni comió nada con ellos. Al séptimo día murió el niño. Los siervos de David temían hacerle saber que el niño había muerto, por lo que comentaban entre sí: —Cuando el niño aún vivía, le hablábamos y no quería oír nuestra voz; ¿cuánto más se afligirá si le decimos que el niño ha muerto? Pero David, al ver a sus siervos hablar entre sí, comprendió que el niño había muerto; por lo que preguntó David a sus siervos: —¿Ha muerto el niño? —Ha muerto —respondieron ellos. David se levantó entonces de la tierra, se lavó y se ungió; cambió sus ropas, entró a la casa del Señor y adoró. Después vino a su casa y pidió que le pusieran pan, y comió. Sus siervos le dijeron: —¿Qué es lo que haces? Cuando el niño aún vivía ayunabas y llorabas; ahora que ha muerto, te levantas y comes pan. David respondió: —Mientras el niño aún vivía, yo ayunaba y lloraba, pues me decía para mí: «¿Quién sabe si Dios tendrá compasión de mí y vivirá el niño?». Pero ahora que ha muerto, ¿para qué he de ayunar? ¿Podré yo hacerle volver? Yo voy hacia él, pero él no volverá a mí. David fue a consolar a Betsabé, su mujer, y se acostó con ella. Y Betsabé le dio a luz un hijo, al que David llamó Salomón. El Señor lo amó, y por eso envió un mensaje al profeta Natán, para decirle que lo llamara Jedidías, porque así lo quiso Señor. Joab peleaba contra Rabá de los amonitas, y tomó la ciudad real. Entonces envió Joab mensajeros a David para decirle: —Yo he puesto sitio a Rabá y he tomado la ciudad de las aguas. Reúne, pues, ahora al pueblo que queda, acampa contra la ciudad y tómala, no sea que la tome yo y le pongan mi nombre. David reunió a todo el pueblo, partió hacia Rabá, combatió contra ella y la tomó. Después quitó la corona de la cabeza de su rey, la cual pesaba treinta y tres kilos, pues era de oro y estaba adornada con piedras preciosas. Luego la pusieron sobre la cabeza de David, quien sacó muy grande botín de la ciudad. Hizo salir además a la gente que estaba en ella, y la puso a trabajar con sierras, con trillos de hierro y hachas de hierro; también la hizo trabajar en los hornos de ladrillos. Lo mismo hizo con todas las ciudades de los hijos de Amón. Entonces regresó David con todo el pueblo a Jerusalén.