2 SAMUEL 22:26-51
2 SAMUEL 22:26-51 RV2020
Con el misericordioso te mostrarás misericordioso, y recto para con el hombre íntegro. Limpio te mostrarás con el limpio, y rígido serás con el perverso. Tú salvas al pueblo afligido, mas tus ojos abaten a los altivos. Tú eres, oh Señor, mi lámpara; mi Dios, que alumbra mis tinieblas. Contigo desbarataré ejércitos, con mi Dios asaltaré muros. El camino de Dios es perfecto y acrisolada la palabra del Señor. Escudo es a todos los que en él esperan. Porque ¿quién es Dios, sino solo el Señor? ¿Y qué roca hay fuera de nuestro Dios? Dios es el que me ciñe de fuerza, quien despeja mi camino, quien hace mis pies como de ciervas y me sostiene firme en las alturas; el que adiestra mis manos para la batalla, y mis brazos para que se doble el arco de bronce. Me diste el escudo de tu salvación, y tu benignidad me ha engrandecido. Ensanchaste mis pasos debajo de mí, y mis pies no han resbalado. Perseguiré a mis enemigos y los destruiré, no regresaré hasta haberlos acabado. Los heriré y derrotaré, de modo que no se levanten. Caerán debajo de mis pies. Me ceñiste de fuerzas para la pelea, has humillado debajo de mí a mis enemigos, y has hecho que mis enemigos me vuelvan las espaldas, para que yo destruya a los que me aborrecen. Clamaron, pero nadie los salvó; también al Señor, mas no los oyó. Como a polvo de la tierra los molí, como a lodo de las calles los pisé y los trituré. Me has librado de las contiendas del pueblo, me guardaste para que fuera cabeza de naciones, pueblo que no conocía me servirá. Los hijos de extraños se someterán a mí. Al oír de mí, me obedecerán. Los extraños se debilitarán y saldrán de sus refugios llenos de temor. ¡Viva el Señor! ¡Bendita sea mi roca!, y engrandecido sea el Dios de mi salvación. El Dios que venga mis agravios y somete pueblos a mis plantas. El que me libera de enemigos, me exalta sobre los que se levantan contra mí y me libra del hombre violento. Por eso te confesaré entre las naciones y cantaré, oh Señor, a tu nombre. Él salva gloriosamente a su rey, y trata con misericordia a su ungido, a David y a su descendencia para siempre.