Logo de YouVersion
Icono de búsqueda

HECHOS 2:22-37

HECHOS 2:22-37 RV2020

Israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, hombre acreditado por Dios entre vosotros con maravillas, prodigios y señales que Dios realizó entre vosotros por medio de él, como bien sabéis, Dios lo entregó conforme a un plan proyectado y conocido de antemano por él, y vosotros, valiéndoos de no judíos, clavasteis a Jesús en una cruz y lo matasteis. Sin embargo, Dios lo ha resucitado, liberándolo de los lazos de la muerte. Y es que era imposible que la muerte lo venciera, pues el propio David dice de él: Veía al Señor siempre delante de mí. Está a mi diestra para que no caiga. Por eso se alegró mi corazón y se gozó mi lengua. Además mi carne descansará en esperanza porque no dejarás mi alma en el Hades ni permitirás que tu Santo vea corrupción. Me hiciste conocer los caminos de la vida. Me llenarás de gozo con tu presencia. Hermanos, con franqueza os puedo decir del patriarca David que también murió y fue sepultado y su sepulcro se conserva todavía entre nosotros hasta hoy. Como era profeta y sabía que Dios le había prometido solemnemente que de su descendencia, de su misma sangre, levantaría al Cristo que se sentaría en su trono, David previó todo esto, y por eso habló de la resurrección de Cristo y de que su alma no quedaría abandonada en el Hades, ni su cuerpo se corrompería. A este Jesús resucitó Dios y de ello todos nosotros somos testigos. Así que, habiendo sido él enaltecido a la diestra de Dios y tras haber recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís. Porque David no subió a los cielos, sino que él mismo dice: Dijo el Señor a mi Señor: «Siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies». Sepa, pues, certísimamente toda la casa de Israel que Dios ha hecho Señor y Cristo a este Jesús a quien vosotros crucificasteis. Oídas estas cosas y compungido su corazón, preguntaron a Pedro y a los otros apóstoles: —Hermanos, ¿qué debemos hacer?

Lee HECHOS 2