ÉXODO 15:1-21
ÉXODO 15:1-21 RV2020
Entonces Moisés y los hijos de Israel entonaron este cántico al Señor: Cantaré yo al Señor, porque sublime ha sido su victoria; ha echado en el mar al caballo y al jinete. El Señor es mi fortaleza y mi cántico. Ha sido mi salvación. Este es mi Dios, a quien yo alabaré; el Dios de mi padre, a quien yo enalteceré. El Señor es un guerrero. ¡El Señor es su nombre! Echó en el mar los carros de Faraón y su ejército. Lo mejor de sus capitanes, en el mar Rojo se hundió. Los abismos los cubrieron; descendieron a las profundidades como piedras. Tu diestra, Señor, ha magnificado su poder. Tu diestra, Señor, ha aplastado al enemigo. Con la grandeza de tu poder has derribado a los que se levantaron contra ti. Enviaste tu ira y los consumió como a hojarasca. Al soplo de tu aliento se amontonaron las aguas, se juntaron las corrientes como en un montón, los abismos se cuajaron en medio del mar. El enemigo dijo: «Perseguiré, apresaré, repartiré despojos; mi alma se saciará de ellos. Sacaré mi espada, los destruirá mi mano». Soplaste con tu viento, los cubrió el mar; se hundieron como plomo en las impetuosas aguas. ¿Quién como tú, Señor, entre los dioses? ¿Quién como tú, magnífico en santidad, terrible en maravillosas hazañas, hacedor de prodigios? Extendiste tu diestra; la tierra los tragó. Condujiste en tu misericordia a este pueblo que redimiste. Lo llevaste con tu poder a tu santa morada. Lo oirán los pueblos y temblarán. El dolor se apoderará de la tierra de los filisteos. Entonces los caudillos de Edom se turbarán, a los valientes de Moab los asaltará temblor, se acobardarán todos los habitantes de Canaán. ¡Que caiga sobre ellos temblor y espanto! Ante la grandeza de tu brazo enmudezcan como una piedra, hasta que haya pasado tu pueblo, oh Señor, hasta que haya pasado este pueblo que tú rescataste. Tú los introducirás y los plantarás en el monte de tu heredad, en el lugar donde has preparado, oh Señor, tu morada, en el santuario que tus manos, oh Señor, han afirmado. ¡El Señor reinará eternamente y para siempre! Cuando Faraón entró al galope con sus carros y su gente de a caballo en el mar, el Señor hizo que las aguas del mar se volvieran contra ellos, mientras los hijos de Israel pasaron en seco por en medio del mar. Entonces María, la profetisa, hermana de Aarón, tomó un pandero en su mano, y todas las mujeres salieron detrás de ella con panderos y danzas. Y María repetía