HEBREOS 13:1-21
HEBREOS 13:1-21 RV2020
Que entre vosotros permanezca el amor fraternal. No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles. Acordaos de los presos, como si estuvierais presos juntamente con ellos; y de los maltratados, como si fuerais vosotros los maltratados. Que todos respeten el matrimonio y mantengan la fidelidad conyugal; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios. Sean vuestras costumbres sin avaricia y estad contentos con lo que tenéis ahora, pues Dios dijo: No te desampararé ni te dejaré . Así que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre. Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta e imitad su fe. Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos. No os dejéis llevar de doctrinas diversas y extrañas. Es mejor afirmar el corazón con la gracia, no con alimentos que nunca aprovecharon a los que se han ocupado de ellos. Tenemos un altar, del cual no tienen derecho a comer los que sirven en el tabernáculo. Pues los animales sacrificados, cuya sangre es llevada al santuario por el sumo sacerdote para expiar el pecado, son quemados fuera del campamento. Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta. Salgamos, pues, a él, fuera del campamento, compartiendo su humillación, porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que vamos en busca de la que está por venir. Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de Jesús, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre. Y de hacer el bien y de la ayuda mutua no os olvidéis, porque son sacrificios que agradan a Dios. Obedeced a vuestros pastores y someteos a ellos, porque ellos velan por vuestras almas como quienes han de dar cuenta, para que lo hagan con alegría, sin quejarse, porque esto no os traería ningún provecho. Orad por nosotros, que estamos convencidos de tener limpia nuestra conciencia, ya que deseamos conducirnos bien en todo. Os ruego, pues, encarecidamente que lo hagáis así, para que pueda volver pronto a estar con vosotros. Que el Dios de paz, que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, quien confirmó el pacto eterno por medio de su sangre, os haga aptos para toda obra buena, para que hagáis su voluntad. Que él realice en vosotros, por medio de Jesucristo, aquello que le agrada. A él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.