ISAÍAS 6:1-8
ISAÍAS 6:1-8 RV2020
El año en que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y la orla de su manto llenaba el templo. Por encima de él había serafines. Cada uno tenía seis alas: con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies y con dos volaban. Se gritaban entre sí, diciendo: «¡Santo, santo, santo, Señor de los ejércitos! ¡Toda la tierra está llena de su gloria!». Los quicios de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la Casa se llenó de humo. Entonces dije: «¡Ay de mí que soy hombre muerto!, porque, aunque soy hombre inmundo de labios que habita en medio de un pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, al Señor de los ejércitos». Y voló hacia mí uno de los serafines, con un carbón encendido en la mano, tomado del altar con unas tenazas. Tocó con él mi boca y me dijo: —Al tocar esto tus labios, se ha quitado tu culpa y ha quedado limpio tu pecado. Después oí la voz del Señor, que decía: —¿A quién enviaré y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: —Aquí me tienes, envíame a mí.