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ISAÍAS 65:1-25

ISAÍAS 65:1-25 RV2020

Yo me dejé buscar por los que no preguntaban por mí, y fui hallado por los que no me buscaban. Dije a gente que no invocaba mi nombre: «¡Aquí estoy, aquí estoy!». Extendí mis manos todo el día a un pueblo rebelde, que anda por mal camino, siguiendo sus propios pensamientos; un pueblo que en mi rostro me provoca de continuo a ira, pues sacrifica en huertos y quema incienso sobre ladrillos; que se sientan en los sepulcros y en lugares escondidos pasan la noche; que comen carne de cerdo y en sus ollas hay caldo de cosas inmundas; que dicen: «Quédate en tu lugar, no te acerques a mí, porque soy más santo que tú». Esos son humo en mi furor, un fuego que arde todo el día. Está escrito delante de mí, y no callaré, sino que les daré su merecido; les daré el pago en su propio seno. Por vuestras iniquidades, dice el Señor, y por las iniquidades de vuestros padres juntamente, los cuales quemaron incienso sobre los montes y me ofendieron sobre los collados; por tanto, yo echaré en su propio seno la medida de sus acciones de antaño. Así ha dicho el Señor: Como si alguno hallara mosto en un racimo y dijera: «No lo desperdicies, porque bendición hay en él», así haré yo por mis siervos, pues no los destruiré a todos. Suscitaré descendencia de Jacob, y de Judá, el heredero de mis montes; mis escogidos poseerán por heredad la tierra, y mis siervos habitarán allí. Será el Sarón redil de ovejas y el valle de Acor majada de vacas, para mi pueblo que me busca. Pero vosotros, los que dejáis al Señor, que olvidáis mi santo monte, que ponéis mesa para la Fortuna y ofrecéis libaciones al Destino, yo también os destinaré a la espada y todos vosotros os arrodillaréis para el degüello. Porque llamé y no respondisteis, hablé y no escuchasteis, sino que hicisteis lo malo delante de mis ojos y escogisteis lo que no me agrada. Por tanto, así ha dicho el Señor: Mis siervos comerán y vosotros pasaréis hambre; mis siervos beberán y vosotros pasaréis sed; mis siervos se alegrarán y vosotros seréis avergonzados; mis siervos cantarán con júbilo en el corazón y vosotros clamaréis con dolor en el corazón y aullaréis por el quebrantamiento del espíritu. Y dejaréis vuestro nombre por maldición a mis escogidos. El Señor te hará morir, y a sus siervos llamará por otro nombre. El que se bendiga en la tierra, en el Dios de verdad se bendecirá; y el que jure en la tierra, por el Dios de verdad jurará, porque las angustias primeras serán olvidadas y quedarán ocultas a mis ojos. Porque yo crearé nuevos cielos y nueva tierra. De lo pasado no habrá memoria ni vendrá al pensamiento. Mas os gozaréis y os alegraréis para siempre en las cosas que yo he creado, porque he aquí que yo traigo a Jerusalén alegría y a su pueblo gozo. Yo me alegraré con Jerusalén y me gozaré con mi pueblo, y nunca más se oirán en ella voz de lloro ni voz de clamor. Ya no habrá niños que mueran a los pocos días ni ancianos que no colmen sus años, pues será joven quien muera a los cien años, y quien no los alcance se tendrá por maldito. Edificarán casas y morarán en ellas; plantarán viñas y comerán el fruto de ellas. No edificarán para que otro habite ni plantarán para que otro coma; porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo, y mis escogidos disfrutarán la obra de sus manos. No trabajarán en vano ni darán a luz para maldición, porque son linaje de los benditos del Señor, ellos mismos y también sus descendientes. Antes que clamen, yo responderé; mientras aún estén hablando, yo habré oído. El lobo y el cordero serán apacentados juntos; el león comerá paja como el buey y el polvo será el alimento de la serpiente. No afligirán ni harán mal en todo mi santo monte. El Señor lo ha dicho.

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