JEREMÍAS 31:1-22
JEREMÍAS 31:1-22 RV2020
En aquel tiempo, dice el Señor, yo seré el Dios de todas las familias de Israel y ellas serán mi pueblo. Así ha dicho el Señor: El pueblo que escapó de la espada halló gracia en el desierto, cuando Israel iba en busca de reposo. El Señor se me manifestó hace ya mucho tiempo, y me dijo: «Con amor eterno te he amado; por eso, te prolongué mi misericordia. Volveré a edificarte: serás reedificada, virgen de Israel. De nuevo serás adornada con tus panderos y saldrás en alegres danzas. Volverás a plantar viñas en los montes de Samaria; plantarán los que plantan y disfrutarán de ellas, porque habrá día en que clamarán los guardas en los montes de Efraín: “¡Levantaos y subamos a Sion, al Señor, nuestro Dios!”». Así ha dicho el Señor: Regocijaos en Jacob con alegría; dad voces de júbilo a la cabeza de naciones. ¡Haced oír, alabad y decid: «Salva, Señor, a tu pueblo, el resto de Israel»! Yo los hago volver de la tierra del norte, los reuniré de los extremos de la tierra; entre ellos, juntamente, a ciegos y a cojos, a la mujer que está embarazada y a la que dio a luz. En gran compañía volverán acá. Irán con llanto, mas con misericordia los haré volver y los haré andar junto a arroyos de aguas, por camino derecho en el cual no tropezarán, porque yo soy el padre de Israel, y Efraín es mi primogénito. ¡Oíd palabra del Señor, naciones, y hacedlo saber en las costas que están lejos! Decid: «El que dispersó a Israel, lo reunirá y guardará, como el pastor a su rebaño», porque el Señor redimió a Jacob, lo redimió de mano del más fuerte que él. Vendrán con gritos de gozo a lo alto de Sion y correrán a los bienes del Señor: al pan, al vino, al aceite y al ganado de ovejas y de vacas. Su vida será como un huerto de riego y nunca más tendrán dolor alguno. Entonces, la doncella danzará alegremente, junto con los jóvenes y los ancianos; cambiaré su llanto en gozo, los consolaré y los alegraré de su dolor. El alma del sacerdote satisfaré con abundancia, y mi pueblo será saciado de mis bienes, dice el Señor. Así ha dicho el Señor: Voz fue oída en Ramá, llanto y lloro amargo: es Raquel que llora por sus hijos, y no quiso ser consolada acerca de sus hijos, porque perecieron. Así ha dicho el Señor: Reprime del llanto tu voz y de las lágrimas tus ojos, porque salario hay para tu trabajo, dice el Señor. Volverán de la tierra del enemigo. Esperanza hay también para tu porvenir, dice el Señor, y los hijos volverán a su propia tierra. Mientras escuchaba, he oído la lamentación de Efraín: «Me azotaste, y fui castigado como novillo indómito; conviérteme, y seré convertido, porque tú eres el Señor, mi Dios. Después de que me aparté, me arrepentí, y después de que reconocí mi falta, me golpeé el muslo; me avergoncé y me confundí, porque llevé la afrenta de mi juventud». ¿No es Efraín un hijo precioso para mí? ¿No es un niño en quien me deleito? Desde que hablé de él, lo he recordado constantemente. Por eso, mis entrañas se conmovieron por él, y ciertamente, tendré de él misericordia, dice el Señor. Levanta para ti indicadores, ponte señales altas, fíjate con atención en la calzada. ¡Vuélvete por el camino por donde fuiste, virgen de Israel, vuelve a estas tus ciudades! ¿Hasta cuándo andarás errante, hija rebelde?, porque el Señor ha creado una cosa nueva sobre la tierra: ¡la mujer cortejará al hombre!