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LEVÍTICO 21

21
5. Disposiciones sobre el sacerdocio y los sacrificios (21–22)
Santidad de los sacerdotes
1El Señor dijo a Moisés:
—Habla a los sacerdotes, hijos de Aarón, y diles que no se expongan a la impureza tocando el cadáver de alguien de su pueblo, 2a no ser por un pariente cercano, por su madre o por su padre, o por su hijo o por su hermano, 3o por su hermana virgen, a él cercana, la cual no haya tenido marido; por ella puede contaminarse. 4No se contaminará como cualquier hombre de su pueblo, ni se hará impuro.
5No harán tonsura en su cabeza, ni raerán la punta de su barba, ni en su carne harán incisiones. 6Santos serán para su Dios, y no profanarán el nombre de su Dios, porque ofrecen las ofrendas quemadas para el Señor y el pan de su Dios; por tanto, serán santos.
7No podrán casarse con una prostituta ni con una mujer de mala fama, ni con una mujer repudiada por su marido, porque el sacerdote está consagrado a su Dios. 8Por tanto, lo santificarás, pues el pan de tu Dios ofrece; santo será para ti, porque santo soy yo, el Señor, el que os santifica.#11.44+.
9La hija del sacerdote, si comienza a prostituirse, a su padre deshonra; quemada será al fuego.
10El sumo sacerdote, destacado entre sus hermanos, sobre cuya cabeza fue derramado el aceite de la unción, y que fue consagrado para llevar las vestiduras, no descubrirá su cabeza ni rasgará sus vestidos#10.6. 11ni entrará donde haya alguna persona muerta; ni por su padre ni por su madre se contaminará. 12No saldrá del santuario ni profanará el santuario de su Dios, porque tiene sobre él la consagración del aceite de la unción de su Dios.#10.7. Yo, el Señor.
13Tomará por esposa a una mujer virgen. 14No se casará con ninguna mujer que sea viuda o repudiada, ni de mala reputación o prostituta, sino que tomará de su pueblo una mujer virgen, 15para que no profane su descendencia entre su pueblo, porque yo, el Señor, soy el que los santifico.
16El Señor dijo a Moisés:
17—Habla a Aarón: Ninguno de tus descendientes que tenga algún defecto se acercará jamás para ofrecer el pan de su Dios. 18Ningún hombre en el cual haya defecto se acercará: sea ciego o cojo, mutilado o deforme; 19que tenga quebradura de pie o rotura de mano, 20que sea jorobado o enano, o tenga una nube en el ojo, o sarna o erupción o testículo magullado. 21Ningún hombre de la descendencia del sacerdote Aarón, en el cual haya defecto, se acercará para ofrecer las ofrendas quemadas para el Señor. Hay defecto en él; no se acercará a ofrecer el pan de su Dios. 22De este pan, de lo muy santo y de las cosas santificadas podrá comer. 23Pero no entrará más allá del velo, ni se acercará al altar, por cuanto hay defecto en él; para que no profane mi santuario, porque yo, el Señor, soy el que los santifico.
24Así habló Moisés a Aarón y a sus hijos, y a todos los hijos de Israel.

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