MALAQUÍAS 1:1-14
MALAQUÍAS 1:1-14 RV2020
Profecía. Palabra del Señor contra Israel, por medio de Malaquías: «Yo os he amado», dice el Señor. Pero vosotros dijisteis: «¿En qué nos has amado?». ¿No era Esaú hermano de Jacob?, dice el Señor; sin embargo, amé a Jacob y a Esaú aborrecí; convertí sus montes en desolación y abandoné su heredad a los chacales del desierto. Edom dice: «Nos hemos empobrecido, pero volveremos a edificar lo arruinado»; pero así ha dicho el Señor de los ejércitos: Ellos edificarán, pero yo destruiré; los llamarán territorio de impiedad y pueblo contra el cual el Señor está indignado para siempre. Vuestros ojos lo verán, y diréis: «Sea el Señor engrandecido más allá de los límites de Israel». El hijo honra al padre y el siervo a su señor. Si, pues, yo soy padre, ¿dónde está mi honra?; y si soy señor, ¿dónde está mi temor?, dice el Señor de los ejércitos a vosotros, sacerdotes, que menospreciáis mi nombre y decís: «¿En qué hemos menospreciado tu nombre?». En que ofrecéis sobre mi altar pan inmundo. Y todavía decís: «¿En qué te hemos deshonrado?». En que pensáis que la mesa del Señor es despreciable. Cuando ofrecéis el animal ciego para el sacrificio, ¿acaso no es malo? Asimismo, cuando ofrecéis el cojo o el enfermo, ¿acaso no es malo? Preséntalo, pues, a tu príncipe; ¿acaso le serás grato o te acogerá benévolo?, dice el Señor de los ejércitos. Ahora, pues, suplicad el favor de Dios, para que se apiade de nosotros. Pero, ¿cómo podéis agradarle, si hacéis estas cosas?, dice el Señor de los ejércitos. ¿Quién hay entre vosotros que cierre las puertas para que no se encienda inútilmente mi altar? Lo que hacéis no me agrada, dice el Señor de los ejércitos, ni aceptaré la ofrenda de vuestras manos. Porque desde donde nace el sol hasta donde se pone es grande mi nombre entre las naciones, y en todo lugar se ofrece a mi nombre incienso y ofrenda limpia. Grande es mi nombre entre las naciones, dice el Señor de los ejércitos, pero vosotros lo profanáis cuando decís: «Inmunda es la mesa del Señor», y cuando decís que su alimento es despreciable. Además, habéis dicho: «¡Qué fastidio es esto!», y me despreciáis, dice el Señor de los ejércitos. Trajisteis lo robado, o cojo, o enfermo, y me lo presentasteis como ofrenda. ¿Aceptaré yo eso de vuestras manos?, dice el Señor. Maldito el que engaña, el que, aunque tiene machos en su rebaño, promete y sacrifica al Señor lo dañado. Porque yo soy Gran Rey, dice el Señor de los ejércitos, y mi nombre es temible entre las naciones.