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MALAQUÍAS 3:1-18

MALAQUÍAS 3:1-18 RV2020

Yo envío mi mensajero para que prepare el camino delante de mí. Y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros; ya viene, ha dicho el Señor de los ejércitos. ¿Pero quién podrá soportar el tiempo de su venida?, o ¿quién podrá estar en pie cuando él se manifieste? Porque él es como fuego purificador y como jabón de lavandero. Él se sentará para afinar y limpiar la plata: limpiará a los hijos de Leví, los afinará como a oro y como a plata, y traerán al Señor ofrenda en justicia. Entonces será grata al Señor la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en los días pasados, como en los años antiguos. Vendré a vosotros para juicio, y testificaré sin vacilar contra los hechiceros y adúlteros, contra los que juran falsamente; contra los que defraudan en su salario al jornalero, a la viuda y al huérfano, contra los que hacen injusticia al extranjero, sin tener temor de mí, dice el Señor de los ejércitos. Porque yo, el Señor, no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos. Desde los días de vuestros padres os apartáis de mis leyes y no las guardáis. ¡Volveos a mí y yo me volveré a vosotros!, ha dicho el Señor de los ejércitos. Pero vosotros decís: «¿En qué hemos de volvernos?». ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y aún preguntáis: «¿En qué te hemos robado?». En vuestros diezmos y ofrendas. Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado. Traed todos los diezmos al granero y haya alimento en mi Casa: Probadme ahora en esto, dice el Señor de los ejércitos, a ver si no os abro las ventanas de los cielos y derramo sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice el Señor de los ejércitos. Todas las naciones os dirán dichosos, porque seréis tierra deseable, dice el Señor de los ejércitos. Vuestras palabras contra mí han sido violentas, dice el Señor. Y todavía preguntáis: «¿Qué hemos hablado contra ti?». Habéis dicho: «Por demás es servir a Dios. ¿Qué aprovecha que guardemos su ley y que andemos afligidos en presencia del Señor de los ejércitos? Hemos visto que los soberbios son felices, que los que hacen impiedad no solo prosperan, sino que tientan a Dios, y no les pasa nada». Entonces los que temían al Señor hablaron entre sí. El Señor escuchó y oyó, y fue escrito ante él un memorial de los que temen al Señor y honran su nombre. Serán para mí especial tesoro, dice el Señor de los ejércitos, en el día en que yo actúe. Los perdonaré como un hombre perdona al hijo que le sirve. Entonces os volveréis y discerniréis la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve.