MATEO 10:1-20
MATEO 10:1-20 RV2020
Entonces llamó a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos para que los echaran fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia. Los nombres de los doce apóstoles son estos: primero Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Jacobo, hijo de Zebedeo, y su hermano Juan; Felipe, Bartolomé, Tomás, Mateo el recaudador de impuestos, Jacobo hijo de Alfeo; Lebeo , de sobrenombre Tadeo; Simón el cananita y Judas Iscariote, el que luego lo entregó. Jesús envió a estos doce con las instrucciones siguientes: —Por camino de gentiles no vayáis y en ciudad de samaritanos no entréis; id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Y cuando vayáis, predicadles así: «El reino de los cielos se ha acercado». Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia. No llevéis oro ni plata ni cobre en vuestros cintos; ni alforja para el camino ni dos túnicas ni calzado ni bastón, porque el obrero es digno de su alimento. Pero en cualquier ciudad o aldea donde entréis, averiguad qué persona hay allí digna de confianza y quedaos en su casa hasta que salgáis del lugar. Al entrar en la casa, saludad. Y si la casa es digna, vuestra paz vendrá sobre ella; pero si no es digna, vuestra paz se volverá a vosotros. Si alguien no os recibe ni oye vuestras palabras, salid de aquella casa o ciudad y sacudid el polvo de vuestros pies. Os aseguro que en el día del juicio será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma y de Gomorra que para aquella ciudad. Yo os envío como a ovejas en medio de lobos. Sed, pues, prudentes como serpientes y sencillos como palomas. Guardaos de la gente, porque os entregarán a los concilios y en sus sinagogas os azotarán; y aun ante gobernadores y reyes seréis llevados por mi causa, para darles testimonio a ellos y a los gentiles. Pero cuando os entreguen, no os preocupéis por cómo o qué habréis de decir, porque en aquella hora se os dará lo que hayáis de hablar, pues no seréis vosotros los que habléis, sino el Espíritu de vuestro Padre a través de vosotros.