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MATEO 9:9-26

MATEO 9:9-26 RV2020

Cuando salió Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo que estaba sentado en el banco de recaudación de impuestos, y le dijo: —Sígueme. Él se levantó y le siguió. Y aconteció que estando él sentado a la mesa en la casa de Mateo llegaron muchos recaudadores de impuestos y pecadores y se sentaron juntamente con Jesús y sus discípulos. Cuando vieron esto los fariseos, dijeron a los discípulos: —¿Por qué come vuestro Maestro con los recaudadores de impuestos y pecadores? Al oír esto Jesús, les dijo: —Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero y no sacrificio , porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento. Entonces se le acercaron los discípulos de Juan y le preguntaron: —¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos muchas veces y tus discípulos no ayunan? Jesús les dijo: —¿Acaso pueden los que están de boda tener luto en tanto que el esposo está con ellos? Vendrán días cuando el esposo les será quitado. Entonces ayunarán. Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo, porque tal remiendo tira del vestido y se hace peor la rotura. Ni echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, el vino se derrama y los odres se pierden. El vino nuevo se echa en odres nuevos y lo uno y lo otro se conservan juntamente. Mientras él les decía estas cosas, llegó un dirigente, se postró ante él y le dijo: —Mi hija acaba de morir; pero ven y pon tu mano sobre ella y vivirá. Jesús se levantó y le siguió con sus discípulos. Entonces una mujer que padecía hemorragias desde hacía doce años se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto, porque se decía a sí misma: «Con solo tocar su manto me sanaré». Jesús se volvió, la miró y le dijo: —Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado. Y la mujer fue salva desde aquella hora. Cuando entró Jesús en la casa del dirigente y vio a los que tocaban flautas y a la gente que hacía alboroto, les dijo: —Apartaos, porque la niña no está muerta, sino que duerme. Y se burlaban de él. Pero cuando echaron fuera a aquella gente, Jesús entró, tomó de la mano a la niña y ella se levantó. Y se difundió esta noticia por toda aquella tierra.

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