NEHEMÍAS 4:1-14
NEHEMÍAS 4:1-14 RV2020
Cuando oyó Sanbalat que nosotros edificábamos el muro, se enojó y enfureció mucho, y para burlarse de los judíos, dijo delante de sus hermanos y del ejército de Samaria: —¿Qué hacen estos judíos muertos de hambre? ¿Se les permitirá volver a ofrecer sus sacrificios? ¿Acabarán en un día? ¿Resucitarán de los montones del polvo las piedras que fueron quemadas? Y estaba junto a él Tobías, el amonita, el cual dijo: —Lo que ellos edifican del muro de piedra, si sube una zorra, lo derribará. «¡Oye, Dios nuestro, cómo somos objeto de su desprecio! Haz que su ofensa caiga sobre su cabeza y entrégalos por despojo en la tierra de su cautiverio. No cubras su iniquidad, ni su pecado sea borrado delante de ti, porque se han airado contra los que edifican». Edificamos, pues, el muro, y toda la muralla fue terminada hasta la mitad de su altura, porque el pueblo tuvo ánimo para trabajar. Pero aconteció que oyeron Sanbalat, Tobías, los árabes, los amonitas y los de Asdod que los muros de Jerusalén eran reparados, pues ya las brechas comenzaban a ser cerradas, y se encolerizaron mucho. Conspiraron luego todos a una para venir a atacar a Jerusalén y hacerle daño. Entonces, oramos a nuestro Dios, y por causa de ellos montamos guardia contra ellos de día y de noche. Y decía Judá: —Las fuerzas de los acarreadores se han debilitado y el escombro es mucho; no podremos reconstruir el muro. Nuestros enemigos dijeron: —Que no sepan ni vean hasta que entremos en medio de ellos, los matemos y hagamos cesar la obra. Pero sucedió que cuando venían los judíos que vivían entre ellos, nos decían una y otra vez: —Van a caer sobre vosotros desde todos los lugares donde viven. Entonces, puse al pueblo por familias, con sus espadas, con sus lanzas y con sus arcos, por las partes bajas del lugar, detrás del muro y en los sitios abiertos. Después miré, me levanté y dije a los nobles, a los oficiales y al resto del pueblo: —No temáis delante de ellos; acordaos del Señor, grande y temible, y pelead por vuestros hermanos, por vuestros hijos y por vuestras hijas, por vuestras mujeres y por vuestras casas.