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PROVERBIOS 22:1-29

PROVERBIOS 22:1-29 RV2020

Más vale el buen nombre que las muchas riquezas, y la buena fama vale más que la plata y el oro. El rico y el pobre tienen en común que a ambos los hizo el Señor. El prudente ve el mal y se esconde, pero los ingenuos pasan y reciben el daño. Riquezas, honor y vida son el premio de la humildad y del temor del Señor. Espinos y trampas hay en el camino del perverso; el que a sí mismo se guarda se alejará de ellos. Instruye al niño en su camino, y aunque llegue a anciano no se apartará de él. El rico se hace dueño de los pobres, y el que toma prestado se hace siervo del que presta. El que siembra iniquidad, iniquidad cosechará, y la vara de su insolencia será quebrada. El generoso será bendecido, por compartir su pan con el pobre. Echa fuera al insolente y se terminará la contienda, y cesarán el pleito y la afrenta. El que ama la pureza del corazón, con la gracia de sus labios se ganará la amistad del rey. Los ojos del Señor velan por el conocimiento, pero él confunde las palabras de los traidores. Dice el perezoso: «Ahí fuera hay un león: me matará en la calle». Fosa profunda es la boca de la mujer extraña; el que provoque la ira del Señor, caerá en ella. La necedad está ligada al corazón del muchacho, pero la vara de la corrección la alejará de él. El que por aumentar sus ganancias oprime al pobre o da al rico, ciertamente se empobrecerá. Inclina tu oído, escucha las palabras de los sabios y aplica tu corazón a mi sabiduría, porque es cosa deliciosa que las guardes dentro de ti y que, a la vez, se afirmen en tus labios. Para que tu confianza esté puesta en el Señor, te las he hecho saber hoy a ti también. ¿Acaso no te he escrito tres veces, con consejos y conocimiento, para que puedas conocer con certeza la verdad, y así puedas comunicársela a quienes te enviaron? No robes al pobre, porque es pobre, ni oprimas al desdichado en las puertas de la ciudad, porque el Señor defenderá su causa y quitará la vida a quienes los despojen. No te unas al iracundo ni te acompañes del irascible, no sea que aprendas sus costumbres y pongas trampa a tu propia vida. No seas de aquellos que se comprometen, de los que salen fiadores de deudas ajenas. porque, luego, si no tienes con qué pagar, te quitarán hasta la cama en que duermes. No remuevas los linderos antiguos que pusieron tus padres. ¿Has visto a alguien cuidadoso en su trabajo? Delante de los reyes estará, no delante de gente de baja condición.