SALMOS 73:1-26
SALMOS 73:1-26 RV2020
Ciertamente, es bueno Dios para con Israel, para con los limpios de corazón. En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies, ¡por poco resbalaron mis pasos!, porque tuve envidia de los arrogantes, al ver la prosperidad de los impíos. No se atribulan por su muerte, pues su vigor está entero. No pasan trabajos como los otros mortales, ni son azotados como los demás hombres. Por tanto, la soberbia los corona; se cubren con vestido de violencia. Los ojos se les saltan de gordura; logran con creces los antojos del corazón. Se mofan y hablan con maldad de hacer violencia; hablan con altanería. Ponen su boca contra el cielo y su lengua pasea la tierra. Por eso el pueblo de Dios se vuelve hacia ellos, y beben sus palabras como si fueran agua. Y dicen: «¿Cómo sabe Dios? ¿Acaso hay conocimiento en el Altísimo?». Así son los impíos; viven en paz y acumulan riquezas. ¡Verdaderamente, en vano he limpiado mi corazón y he lavado mis manos en inocencia!, pues he sido azotado todo el día y castigado todas las mañanas. Si dijera yo: «¡Hablaré como ellos!», engañaría a la generación de tus hijos. Cuando pensé para saber esto, fue duro trabajo para mí, hasta que, al entrar en el santuario de Dios, comprendí el fin de ellos. Ciertamente, los has puesto en terreno resbaladizo, los precipitas en la ruina. ¡Cómo han sido asolados de repente! ¡Perecieron, se consumieron de terrores! Como sueño del que despierta, así, Señor, cuando despiertes, menospreciarás su apariencia. Se llenó de amargura mi alma y en mi corazón sentía punzadas. Tan torpe era yo, que no entendía; ¡era como una bestia delante de ti! Con todo, yo siempre estuve contigo; me tomaste de la mano derecha. Me has guiado según tu consejo, y después me recibirás en gloria. ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón desfallecen; mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre.