1 CRÓNICAS 21:15-30
1 CRÓNICAS 21:15-30 DHHE
Y envió Dios un ángel para destruir Jerusalén. Pero al ver el Señor cómo la destruía, le pesó el daño y ordenó al ángel que estaba hiriendo: “¡Basta ya, no sigas!” En aquel momento, el ángel del Señor se hallaba junto a la era de Ornán el jebuseo. Alzó David los ojos y vio al ángel del Señor de pie entre el cielo y la tierra, con una espada desenvainada en la mano, apuntando hacia Jerusalén. Entonces David y los ancianos, vestidos con ropas ásperas, se inclinaron hasta tocar el suelo con la frente, y David dijo a Dios: –¡Yo soy quien mandó hacer el censo de la población! ¡Yo soy quien ha pecado y ha hecho mal! Pero ¿qué han hecho estos inocentes? ¡Señor y Dios mío, te ruego que tu castigo caiga sobre mí y sobre mi familia, pero deja de herir a tu pueblo! Entonces el ángel del Señor, por medio de Gad, ordenó que David levantase un altar al Señor en la era de Ornán el jebuseo. David fue a hacer lo que Gad le había dicho en nombre del Señor. Ornán estaba trillando el trigo y, volviéndose a mirar, había visto al ángel; y sus cuatro hijos que estaban con él, se escondieron. David se acercó adonde se encontraba Ornán. Este miró, y al ver a David salió de la era; luego se inclinó delante de David. Entonces dijo David a Ornán: –Cédeme el lugar de esta era para construir en ella un altar al Señor. Te pagaré su precio exacto, a fin de que la peste se retire del pueblo. Ornán le contestó: –Tómela Su Majestad y haga lo que mejor le parezca. Yo le doy también los toros para el holocausto, los trillos para hacer leña y el trigo para la ofrenda. ¡Todo esto se lo doy a Su Majestad! El rey David respondió: –Te lo agradezco, pero tengo que comprarlo todo por su debido precio, pues no voy a quitarte lo tuyo para dárselo al Señor ni voy a ofrecerle a él un holocausto que no me haya costado nada. De esta manera, David pagó a Ornán seiscientas monedas de oro por aquel lugar; y allí construyó un altar al Señor y ofreció holocaustos y sacrificios de reconciliación. Luego invocó al Señor, que le respondió enviando fuego del cielo sobre el altar del holocausto. Y el Señor ordenó al ángel que volviera a guardar su espada. Al ver David que el Señor le había escuchado en la era de Ornán el jebuseo, ofreció allí sacrificios. Pues aunque la tienda de campaña que Moisés había levantado para el Señor en el desierto, y el altar del holocausto, se hallaban por entonces en el santuario de Gabaón, David no pudo ir allá para consultar a Dios, porque se había llenado de espanto al ver la espada del ángel del Señor.