DANIEL 2:1-24
DANIEL 2:1-24 DHHE
Durante el segundo año de su reinado, Nabucodonosor tuvo varios sueños, por causa de los cuales llegó a estar tan preocupado que no lograba dormir. En cierta ocasión hizo llamar a magos, adivinos, hechiceros y sabios, para que le explicaran aquellos sueños. Ellos fueron y se presentaron ante el rey, que les dijo: –He tenido un sueño, y estoy muy preocupado tratando de comprenderlo. Los sabios dijeron al rey, en arameo: –¡Viva Su Majestad para siempre! Cuente Su Majestad a estos sus servidores lo que ha soñado, y nosotros le explicaremos lo que significa. –Esta es mi decisión –contestó el rey–: Si no me decís qué es lo que soñé y lo que significa, seréis hechos pedazos y vuestras casas serán convertidas en un montón de escombros. Pero si me decís lo que soñé y lo que mi sueño significa, recibiréis regalos de mi parte, y favores y grandes honores. Así pues, decidme cuál fue mi sueño y explicadme su significado. Los sabios respondieron por segunda vez: –Cuéntenos Su Majestad lo que ha soñado y nosotros le explicaremos el significado. –Sé muy bien –contestó el rey– que vosotros tratáis de ganar tiempo, porque habéis oído mi decisión. Por tanto, si no me decís lo que he soñado sufriréis todos la misma condena, pues os habéis puesto de acuerdo para darme como respuesta mentiras y falsedades en espera de que cambie la situación. Decidme, pues, el sueño, y así sabré que también podéis explicarme su significado. –No hay en el mundo –respondieron los sabios– quien pueda decir lo que Su Majestad desea saber. Por otra parte, ningún rey, por grande y poderoso que haya sido, ha pedido jamás semejante cosa a ningún mago, adivino o sabio. Lo que Su Majestad pide es tan difícil, que nadie podrá decírselo, a no ser los dioses. ¡Pero ellos no viven entre los hombres! Al oir esto, el rey se puso furioso y ordenó matar a todos los sabios de Babilonia. Una vez publicada la orden, buscaron también a Daniel y a sus compañeros para quitarles la vida. Entonces Daniel habló de manera discreta y sensata con Arioc, el jefe de la guardia real, que ya se disponía a matar a los sabios. Le preguntó: –¿Por qué ha dado el rey esa orden tan terminante? Arioc le explicó el motivo. Entonces Daniel fue a ver al rey y le suplicó que le concediera algún tiempo para poder explicarle el sueño y su significado. Luego se fue a su casa e informó de todo a sus compañeros Ananías, Misael y Azarías, para que pidieran la ayuda del Dios del cielo sobre aquel misterio, a fin de que no los mataran junto con los otros sabios de Babilonia. Aquella noche el misterio le fue revelado a Daniel en una visión, por lo cual Daniel bendijo al Dios del cielo con estas palabras: “Bendito sea por siempre el nombre de Dios, porque suyos son la sabiduría y el poder. Él cambia los tiempos y las épocas; quita y pone reyes, y da sabiduría a los sabios e inteligencia a los inteligentes. Él revela las cosas profundas y secretas, y conoce lo que está en la oscuridad, pues la luz está con él. A ti, Dios de mis padres, te doy gracias y te alabo porque me has hecho sabio y fuerte, y ahora me has hecho saber lo que te pedimos: nos has dado a conocer lo que preocupaba al rey.” Después de esto, Daniel fue a ver a Arioc, a quien el rey había ordenado matar a los sabios de Babilonia, y le dijo: –No mates a los sabios. Llévame ante el rey y yo le explicaré todo su sueño.