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ISAÍAS 42:1-11

ISAÍAS 42:1-11 DHHE

“Aquí está mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, en quien me deleito. He puesto en él mi espíritu para que traiga la justicia a todas las naciones. No gritará, no levantará la voz, no hará oir su voz en las calles, no acabará de romper la caña quebrada ni apagará la mecha que arde débilmente. Verdaderamente traerá la justicia. No descansará ni su ánimo se quebrantará hasta que establezca la justicia en la tierra. Los países del mar estarán atentos a sus enseñanzas.” Dios, el Señor, que creó el cielo y lo extendió, que formó la tierra y lo que crece en ella, que da vida y aliento a los hombres que la habitan, dice a su siervo: “Yo, el Señor, te llamé y te tomé por la mano, para que seas instrumento de salvación; yo te formé, pues quiero que seas señal de mi pacto con el pueblo, luz de las naciones. Quiero que des vista a los ciegos y saques a los presos de la cárcel, del calabozo donde viven en la oscuridad. Yo soy el Señor. Este es mi nombre, y no permitiré que deis mi gloria a otro ni que honréis a los ídolos en vez de a mí. Mirad cómo se cumplió todo lo que antes anuncié, y ahora voy a anunciar cosas nuevas; os las hago saber antes que aparezcan.” Cantad al Señor un canto nuevo; desde lo más lejano de la tierra alábenle los que navegan por el mar, los animales que viven en él, y los países del mar y sus habitantes. Alégrense el desierto y sus ciudades, y los campamentos de la tribu de Quedar. Canten de gozo los habitantes de Selá; alcen la voz desde las cumbres de los montes.