NEHEMÍAS 10
10
1Firmamos el documento:#10.1 Firmamos el documento: lit. sobre el documento sellado estaban (cf. Jer 32.11). De la solemnidad del compromiso asumido deja constancia el documento sellado por los jefes, levitas y sacerdotes (9.38). El sello garantizaba su autenticidad. Muchos de los nombres que se incluyen aquí aparecen también en otras listas de los libros de Esdras y Nehemías (cf. Esd 2; Neh 3; 7). Nehemías#10.1 Véase 8.9 n. el gobernador, hijo de Hacalías; Sedequías, 2Seraías, Azarías, Jeremías, 3Pashur, Amarías, Malquías, 4Hatús, Sebanías, Maluc, 5Harim, Meremot, Abdías, 6Daniel, Guinetón, Baruc, 7Mesulam, Abías, Mijamín, 8Maazías, Bilgai y Semaías. Estos eran los sacerdotes.
9Los levitas: Josué, hijo de Azanías, Binuy, descendiente de Henadad, y Cadmiel; 10y sus hermanos, Sebanías, Hodías, Quelitá, Pelaías, Hanán, 11Micaías, Rehob, Hasabías, 12Zacur, Serebías, Sebanías, 13Hodías, Baní y Beninu.
14Los jefes de la nación: Parós, Pahat-moab, Elam, Zatú, Baní, 15Buní, Azgad, Bebai, 16Adonías, Bigvai, Adín, 17Ater, Ezequías, Azur, 18Hodías, Hasum, Besai, 19Harif, Anatot, Nebai, 20Magpías, Mesulam, Hezir, 21Mesezabel, Sadoc, Jadúa, 22Pelatías, Hanán, Anaías, 23Oseas, Hananías, Hasub, 24Halohés, Pilhá, Sobec, 25Rehúm, Hasabná, Maaseías, 26Ahías, Hanán, Anán, 27Maluc, Harim y Baaná.
Otros compromisos del pueblo delante de Dios#10.28-39 Esta sección incluye el contenido del documento firmado por los jefes del pueblo (véanse 9.38–10.27 n.; 9.38 n.; 10.1 nota a), que formaba parte de la ceremonia de renovación del pacto.
28En cuanto a los demás ciudadanos, es decir, sacerdotes, levitas, porteros, cantores, sirvientes del templo y aquellos que, junto con sus mujeres y todos sus hijos e hijas en uso de razón, se habían separado de la gente de la región para cumplir con la ley de Dios,#10.28 Los que se habían separado: descendientes de israelitas que habían permanecido en Palestina durante el exilio y ahora se incorporaban al grupo que renovaba su fidelidad al pacto (cf. Esd 6.21). 29se unieron a sus parientes y a sus jefes, y juraron#10.29 Y juraron: lit. para entrar en una maldición y juramento, expresión que en otras versiones se traduce por juraron solemnemente o bajo imprecación y juramento. Todas las alianzas que se hacían en el antiguo Oriente contenían fórmulas de bendición para los que se mantenían fieles a lo estipulado (cf. Dt 28.1-14), y de maldición para los que rompían el acuerdo (cf. Dt 28.15-68). conducirse según la ley que Dios había dado por medio de su siervo Moisés, y cumplir fielmente todos los mandamientos, decretos y leyes de nuestro Señor. 30Por lo tanto, no daríamos en casamiento nuestras hijas a las gentes del país ni aceptaríamos que sus hijas se casaran con nuestros hijos.#10.30 Sobre el tema de los matrimonios mixtos durante la época postexílica, cf. Esd 9.1-2; Neh 13.23-29; Mal 2.10-16; cf. también 2 Co 6.14–7.1. Es importante notar que la ley de Moisés (Neh 10.29) no incluía recomendaciones específicas acerca de los que ya estaban casados con extranjeras (cf. Ex 34.16; Dt 7.3). 31Y cuando las gentes del país vinieran en sábado#10.31 Ex 20.8; Neh 13.15-22. a vender sus productos y toda clase de granos, no les compraríamos nada, ni en sábado ni en ningún otro día festivo; así mismo, en el séptimo año renunciaríamos a las cosechas#10.31 Ex 23.10-11; Lv 25.1-7. y perdonaríamos las deudas.#10.31 Dt 15.1-2.
32También decidimos imponernos la obligación de contribuir cada año con cuatro gramos de plata para cubrir los gastos del servicio del templo de nuestro Dios:#10.32 Servicio del templo de nuestro Dios: El pueblo debía proveer los recursos necesarios para el buen funcionamiento del culto en el templo de Jerusalén. Según Ex 30.11-16, el impuesto era de cinco g. de plata, que se recaudaba al hacerse un censo (cf. 2 Cr 24.6-9). Aquí es de solo cuatro gramos de plata, pero debía ser pagado cada año. En tiempos de Jesús, el impuesto era de dos dracmas anuales (véase Mt 17.24 n.). 33para el pan de la Presencia,#10.33 Ex 25.30; Lv 24.5-8. las ofrendas diarias de cereales, los holocaustos diarios, los sacrificios de los sábados o de los días de luna nueva y de las otras fiestas religiosas; para las ofrendas en general y los sacrificios para obtener el perdón por los pecados de Israel; en resumen, para todo el culto en el templo de nuestro Dios.
34Además, los sacerdotes, los levitas y todo el pueblo, según nuestras familias, echamos suertes#10.34 Echamos suertes: Esta práctica era frecuente en la antigüedad para identificar a los responsables de algún delito o para conocer la voluntad de Dios (cf. 1 S 10.19-27; Jon 1.7; Hch 1.23-26). para llevar cada año al templo de nuestro Dios la provisión de leña en el tiempo señalado, para quemarla en el altar del Señor nuestro Dios, como está escrito en la ley.#10.34 Lv 6.12; Neh 13.31. 35También acordamos llevar cada año al templo del Señor los primeros frutos de nuestros campos y de todos los árboles frutales;#10.35 Ex 23.19; 34.26; Dt 26.2. 36y también llevar al templo de nuestro Dios a nuestros primogénitos y las primeras crías de nuestras vacas y de nuestras ovejas, como está escrito en la ley,#10.36 Ex 13.2,11-15. ante los sacerdotes que sirven en el templo. 37También acordamos llevar a los almacenes#10.37 Esd 8.29; Neh 13.13. del templo de nuestro Dios, como contribución para los sacerdotes, nuestra primera harina y los primeros frutos de cada árbol, y nuestro primer vino y nuestro primer aceite, y llevar a los levitas la décima parte de nuestras cosechas,#10.37 Lv 27.30; Nm 18.21. ya que son ellos los que recogen la décima parte en todas nuestras fincas.
38Cuando los levitas vayan a recoger la décima parte, los acompañará un sacerdote descendiente de Aarón. Luego los levitas deberán llevar a los almacenes del templo de nuestro Dios la décima parte de la décima parte que ellos recojan,#10.38 Nm 18.26. 39pues los israelitas y los levitas llevan las contribuciones de trigo, vino y aceite a los almacenes donde están los utensilios sagrados y los sacerdotes en servicio, los porteros y los cantores. Y prometimos no abandonar el templo de nuestro Dios.#10.39 No abandonar el templo de nuestro Dios: Una recomendación semejante se encuentra también en los escritos de varios profetas postexílicos; cf. Hag 1.9; Zac 8.9; Mal 3.10.
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1Firmamos el documento:#10.1 Firmamos el documento: lit. sobre el documento sellado estaban (cf. Jer 32.11). De la solemnidad del compromiso asumido deja constancia el documento sellado por los jefes, levitas y sacerdotes (9.38). El sello garantizaba su autenticidad. Muchos de los nombres que se incluyen aquí aparecen también en otras listas de los libros de Esdras y Nehemías (cf. Esd 2; Neh 3; 7). Nehemías#10.1 Véase 8.9 n. el gobernador, hijo de Hacalías; Sedequías, 2Seraías, Azarías, Jeremías, 3Pashur, Amarías, Malquías, 4Hatús, Sebanías, Maluc, 5Harim, Meremot, Abdías, 6Daniel, Guinetón, Baruc, 7Mesulam, Abías, Mijamín, 8Maazías, Bilgai y Semaías. Estos eran los sacerdotes.
9Los levitas: Josué, hijo de Azanías, Binuy, descendiente de Henadad, y Cadmiel; 10y sus hermanos, Sebanías, Hodías, Quelitá, Pelaías, Hanán, 11Micaías, Rehob, Hasabías, 12Zacur, Serebías, Sebanías, 13Hodías, Baní y Beninu.
14Los jefes de la nación: Parós, Pahat-moab, Elam, Zatú, Baní, 15Buní, Azgad, Bebai, 16Adonías, Bigvai, Adín, 17Ater, Ezequías, Azur, 18Hodías, Hasum, Besai, 19Harif, Anatot, Nebai, 20Magpías, Mesulam, Hezir, 21Mesezabel, Sadoc, Jadúa, 22Pelatías, Hanán, Anaías, 23Oseas, Hananías, Hasub, 24Halohés, Pilhá, Sobec, 25Rehúm, Hasabná, Maaseías, 26Ahías, Hanán, Anán, 27Maluc, Harim y Baaná.
Otros compromisos del pueblo delante de Dios#10.28-39 Esta sección incluye el contenido del documento firmado por los jefes del pueblo (véanse 9.38–10.27 n.; 9.38 n.; 10.1 nota a), que formaba parte de la ceremonia de renovación del pacto.
28En cuanto a los demás ciudadanos, es decir, sacerdotes, levitas, porteros, cantores, sirvientes del templo y aquellos que, junto con sus mujeres y todos sus hijos e hijas en uso de razón, se habían separado de la gente de la región para cumplir con la ley de Dios,#10.28 Los que se habían separado: descendientes de israelitas que habían permanecido en Palestina durante el exilio y ahora se incorporaban al grupo que renovaba su fidelidad al pacto (cf. Esd 6.21). 29se unieron a sus parientes y a sus jefes, y juraron#10.29 Y juraron: lit. para entrar en una maldición y juramento, expresión que en otras versiones se traduce por juraron solemnemente o bajo imprecación y juramento. Todas las alianzas que se hacían en el antiguo Oriente contenían fórmulas de bendición para los que se mantenían fieles a lo estipulado (cf. Dt 28.1-14), y de maldición para los que rompían el acuerdo (cf. Dt 28.15-68). conducirse según la ley que Dios había dado por medio de su siervo Moisés, y cumplir fielmente todos los mandamientos, decretos y leyes de nuestro Señor. 30Por lo tanto, no daríamos en casamiento nuestras hijas a las gentes del país ni aceptaríamos que sus hijas se casaran con nuestros hijos.#10.30 Sobre el tema de los matrimonios mixtos durante la época postexílica, cf. Esd 9.1-2; Neh 13.23-29; Mal 2.10-16; cf. también 2 Co 6.14–7.1. Es importante notar que la ley de Moisés (Neh 10.29) no incluía recomendaciones específicas acerca de los que ya estaban casados con extranjeras (cf. Ex 34.16; Dt 7.3). 31Y cuando las gentes del país vinieran en sábado#10.31 Ex 20.8; Neh 13.15-22. a vender sus productos y toda clase de granos, no les compraríamos nada, ni en sábado ni en ningún otro día festivo; así mismo, en el séptimo año renunciaríamos a las cosechas#10.31 Ex 23.10-11; Lv 25.1-7. y perdonaríamos las deudas.#10.31 Dt 15.1-2.
32También decidimos imponernos la obligación de contribuir cada año con cuatro gramos de plata para cubrir los gastos del servicio del templo de nuestro Dios:#10.32 Servicio del templo de nuestro Dios: El pueblo debía proveer los recursos necesarios para el buen funcionamiento del culto en el templo de Jerusalén. Según Ex 30.11-16, el impuesto era de cinco g. de plata, que se recaudaba al hacerse un censo (cf. 2 Cr 24.6-9). Aquí es de solo cuatro gramos de plata, pero debía ser pagado cada año. En tiempos de Jesús, el impuesto era de dos dracmas anuales (véase Mt 17.24 n.). 33para el pan de la Presencia,#10.33 Ex 25.30; Lv 24.5-8. las ofrendas diarias de cereales, los holocaustos diarios, los sacrificios de los sábados o de los días de luna nueva y de las otras fiestas religiosas; para las ofrendas en general y los sacrificios para obtener el perdón por los pecados de Israel; en resumen, para todo el culto en el templo de nuestro Dios.
34Además, los sacerdotes, los levitas y todo el pueblo, según nuestras familias, echamos suertes#10.34 Echamos suertes: Esta práctica era frecuente en la antigüedad para identificar a los responsables de algún delito o para conocer la voluntad de Dios (cf. 1 S 10.19-27; Jon 1.7; Hch 1.23-26). para llevar cada año al templo de nuestro Dios la provisión de leña en el tiempo señalado, para quemarla en el altar del Señor nuestro Dios, como está escrito en la ley.#10.34 Lv 6.12; Neh 13.31. 35También acordamos llevar cada año al templo del Señor los primeros frutos de nuestros campos y de todos los árboles frutales;#10.35 Ex 23.19; 34.26; Dt 26.2. 36y también llevar al templo de nuestro Dios a nuestros primogénitos y las primeras crías de nuestras vacas y de nuestras ovejas, como está escrito en la ley,#10.36 Ex 13.2,11-15. ante los sacerdotes que sirven en el templo. 37También acordamos llevar a los almacenes#10.37 Esd 8.29; Neh 13.13. del templo de nuestro Dios, como contribución para los sacerdotes, nuestra primera harina y los primeros frutos de cada árbol, y nuestro primer vino y nuestro primer aceite, y llevar a los levitas la décima parte de nuestras cosechas,#10.37 Lv 27.30; Nm 18.21. ya que son ellos los que recogen la décima parte en todas nuestras fincas.
38Cuando los levitas vayan a recoger la décima parte, los acompañará un sacerdote descendiente de Aarón. Luego los levitas deberán llevar a los almacenes del templo de nuestro Dios la décima parte de la décima parte que ellos recojan,#10.38 Nm 18.26. 39pues los israelitas y los levitas llevan las contribuciones de trigo, vino y aceite a los almacenes donde están los utensilios sagrados y los sacerdotes en servicio, los porteros y los cantores. Y prometimos no abandonar el templo de nuestro Dios.#10.39 No abandonar el templo de nuestro Dios: Una recomendación semejante se encuentra también en los escritos de varios profetas postexílicos; cf. Hag 1.9; Zac 8.9; Mal 3.10.
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