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PROVERBIOS 23:15-33

PROVERBIOS 23:15-33 DHHE

Cuando alcances la sabiduría, hijo mío, no habrá nadie más feliz que yo; sentiré una profunda alegría al oirte hablar como es debido. No tengas envidia de los pecadores; antes bien, honra siempre al Señor; entonces tendrás un buen fin y tu esperanza jamás será destruida. Atiende bien, hijo mío, y aprende; procura seguir el buen camino. No te juntes con los borrachos ni con los que comen demasiado, pues los borrachos y los glotones acaban en la ruina, y los perezosos se visten de harapos. Atiende a tu padre, que te engendró; no desprecies a tu madre cuando sea anciana. Compra la verdad y la sabiduría, la instrucción y el entendimiento, ¡y no los vendas! El padre del hijo bueno y sabio tiene razón para estar feliz y orgulloso. ¡Haz, pues, que tu padre y tu madre se sientan felices y orgullosos! Pon toda tu atención en mí, hijo mío, y mira con buenos ojos mi ejemplo; porque la mujer extraña, la prostituta, es como un pozo profundo y angosto; se pone al acecho, como un ladrón, y hace que muchos hombres se pierdan. ¿Quién sufre? ¿Quién se queja? ¿Quién anda en pleitos y lamentos? ¿Quién es herido sin motivo? ¿Quién tiene turbia la mirada? El que no abandona jamás el vino y anda ensayando nuevas bebidas. No te fijes en el vino. ¡Qué rojo se pone y cómo brilla en la copa! ¡Con qué suavidad resbala! Pero al final es como una serpiente que muerde y causa dolor. Te hará ver cosas extrañas, y pensar y decir tonterías