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1 CRÓNICAS 5:18-26

1 CRÓNICAS 5:18-26 Reina Valera 2020 (RV2020)

Los hijos de Rubén y de Gad, y la media tribu de Manasés, hombres valientes, hombres que llevaban escudo y espada, que manejaban el arco, y diestros en la guerra, eran cuarenta y cuatro mil setecientos sesenta que salían a la batalla. Estos guerrearon contra los agarenos, Jetur, Nafis y Nodab. Y en medio de la guerra clamaron a Dios y él les ayudó, por cuanto confiaron en él, de tal manera que los agarenos y todos los que con ellos estaban cayeron en sus manos. Y tomaron sus ganados: cincuenta mil camellos, doscientas cincuenta mil ovejas y dos mil asnos; también cien mil personas. Y cayeron muchos muertos, porque la guerra era de Dios; y habitaron en sus lugares hasta el cautiverio. Los hijos de la media tribu de Manasés, que se multiplicaron en gran manera, habitaron en la tierra desde Basán hasta Baal-hermón, Senir y el monte Hermón. Estos fueron los jefes de las casas de sus padres: Efer, Isi, Eliel, Azriel, Jeremías, Hodavías y Jahdiel, hombres valientes y esforzados, hombres famosos y jefes de las casas de sus padres. Pero se rebelaron contra el Dios de sus padres, y se prostituyeron al seguir a los dioses de los pueblos de la tierra, a los que el Señor había quitado de delante de ellos; por lo cual el Dios de Israel levantó contra ellos a Pul, que es el mismo Tiglat-pileser, rey de los asirios, el cual deportó a los rubenitas y gaditas y a la media tribu de Manasés, y los llevó a Halah, a Habor, a Hara y al río Gozán, hasta el día de hoy.

1 CRÓNICAS 5:18-26 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

Los descendientes de Rubén y de Gad, y la media tribu de Manasés, eran soldados valientes, armados de escudo, espada y arco, y bien entrenados para combatir. Eran cuarenta y cuatro mil setecientos sesenta hombres aptos para la guerra. Pelearon contra los agarenos y contra Jetur, Nafís y Nodab; pero Dios los ayudó, y los agarenos y sus aliados cayeron en sus manos, porque en medio de la batalla pidieron a Dios que los ayudara. Dios los ayudó porque confiaron en él. Luego se llevaron los ganados de sus enemigos, que eran cincuenta mil camellos, doscientas cincuenta mil ovejas y dos mil asnos. Hicieron además cien mil prisioneros. Muchos enemigos murieron, porque la guerra era de Dios. Y se quedaron a vivir en aquellos lugares hasta la época del destierro. Los descendientes de la media tribu de Manasés vivieron en la región que se extiende desde Basán hasta Baal-hermón, Senir y el monte Hermón, pues eran muchos. Los jefes de sus familias fueron Éfer, Isí, Eliel, Azriel, Jeremías, Hodavías y Jahdiel, todos ellos soldados valientes, hombres famosos y jefes de familia. Pero se rebelaron contra el Dios de sus antepasados, y le fueron infieles adorando a los dioses de los pueblos que Dios había destruido y eliminado delante de ellos. Por esta razón, el Dios de Israel incitó a Pul, rey de Asiria, es decir, a Tiglat-piléser, quien desterró a los rubenitas y gaditas y a la media tribu de Manasés; y los llevó a Halah, Habor, Hará y al río Gozán, donde están hasta el día de hoy.

1 CRÓNICAS 5:18-26 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

Los rubenitas, los gaditas y los de la media tribu de Manasés contaban con un ejército de cuarenta y cuatro mil setecientos sesenta hombres valientes, armados de escudo y de espada, hábiles en el manejo del arco y diestros en la guerra. Combatieron a los agarenos y a Jetur, Nafis y Nodab. Por cuanto confiaban en Dios, clamaron a él en medio del combate, y Dios los ayudó a derrotar a los agarenos y a sus aliados. Se apoderaron de su ganado (cincuenta mil camellos, doscientas cincuenta mil ovejas y dos mil asnos) y capturaron a cien mil personas, a muchas de las cuales mataron, porque Dios estaba con ellos. En ese lugar habitaron hasta el tiempo del exilio. Los hijos de la media tribu de Manasés eran numerosos y se establecieron en el país, desde Basán hasta Baal Hermón, Senir y el monte Hermón. Los jefes de sus familias patriarcales fueron Éfer, Isí, Eliel, Azriel, Jeremías, Hodavías y Yadiel. Todos ellos eran guerreros valientes, hombres importantes y jefes de sus respectivas familias patriarcales. Pero pecaron contra el Dios de sus antepasados, pues se prostituyeron al adorar a los dioses de los pueblos de la región, a los cuales Dios había destruido delante de ellos. Por eso el Dios de Israel incitó contra ellos a Pul, es decir, a Tiglat Piléser, rey de Asiria, quien deportó a los rubenitas, los gaditas y a la media tribu de Manasés, llevándolos a Jalaj, Jabor, Hará y al río Gozán, donde permanecen hasta hoy.