1 CORINTIOS 15:3-8
1 CORINTIOS 15:3-8 La Palabra (versión española) (BLP)
Primero y ante todo, os transmití lo que yo mismo había recibido: que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a lo anunciado en las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a esas mismas Escrituras; que se apareció primero a Pedro y, más tarde, a los Doce. Después se apareció a más de quinientos hermanos juntos, de los cuales algunos han muerto, pero la mayor parte vive todavía. Se apareció después a Santiago, y de nuevo a todos los apóstoles. Finalmente, como si se tratara de un hijo nacido fuera de tiempo, se me apareció también a mí
1 CORINTIOS 15:3-8 Reina Valera 2020 (RV2020)
En primer lugar os he enseñado lo que yo también recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; y que se apareció a Cefas, y después a los doce. Después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún y otros ya han muerto. Después apareció a Jacobo y después a todos los apóstoles. Y al último de todos que se apareció fue a mí, como a un abortivo.
1 CORINTIOS 15:3-8 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
En primer lugar os he dado a conocer la enseñanza que yo también recibí. Os he enseñado que Cristo murió por nuestros pecados, como dicen las Escrituras; que lo sepultaron y que resucitó al tercer día, como también dicen las Escrituras; y que se apareció a Cefas y luego a los doce. Después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, la mayoría de los cuales vive todavía, aunque algunos ya han muerto. Después se apareció a Santiago y luego a todos los apóstoles. Por último se me apareció también a mí, que soy como un niño nacido fuera de tiempo.
1 CORINTIOS 15:3-8 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Porque ante todo os transmití lo que yo mismo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras, que fue sepultado, que resucitó al tercer día según las Escrituras, y que se apareció a Cefas, y luego a los doce. Después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, la mayoría de los cuales vive todavía, aunque algunos han muerto. Luego se apareció a Jacobo, más tarde a todos los apóstoles, y, por último, como a uno nacido fuera de tiempo, se me apareció también a mí.