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1 CORINTIOS 15:9-38

1 CORINTIOS 15:9-38 Reina Valera 2020 (RV2020)

Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, y no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios. Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia para conmigo no ha sido en vano, pues he trabajado más que todos ellos; aunque no he sido yo, sino la gracia de Dios que está conmigo. Pero ya sea yo o sean ellos, esto es lo que predicamos y esto es lo que habéis creído. Pero si se predica que Cristo resucitó de los muertos, ¿cómo es que algunos de vosotros dicen que no hay resurrección de muertos? Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, de nada sirve nuestra predicación y vuestra fe tampoco sirve para nada. Aún más, resultaríamos ser falsos testigos de Dios por haber testificado que Dios resucitó a Cristo, a quien no resucitó si es que los muertos no resucitan. Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, vuestra fe no sirve de nada, y vosotros todavía estáis en vuestros pecados. Además, también los que murieron en Cristo están perdidos. Si todo cuanto esperamos de Cristo se limita a esta vida, somos los más dignos de lástima de todos los seres humanos. Pero ahora Cristo ha resucitado de los muertos; como primicias de los que murieron. Porque así como la muerte vino por un hombre, también por un hombre vino la resurrección de los muertos. Pues del mismo modo que en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. Pero cada uno en su debido orden: Cristo, en primer lugar; luego, los que son de Cristo, cuando él venga. Entonces vendrá el fin, cuando haya acabado con todo dominio, toda autoridad y todo poder, y entregue el Reino al Dios y Padre. Porque es preciso que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies . Y el último enemigo que será destruido es la muerte, porque Dios sujetó todas las cosas debajo de sus pies . Y cuando dice que todas las cosas están sujetas a él, está claro que se exceptúa a aquel que sujetó a él todas las cosas. Y cuando todas las cosas estén sujetas a él, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea el todo en todos. De no ser así, ¿qué hacen los que se bautizan por los muertos, si de ninguna manera los muertos resucitan? ¿Para qué se bautizan por los muertos? ¿Y por qué nosotros estamos en peligro a toda hora? Hermanos, os aseguro, por el orgullo que siento de vosotros en nuestro Señor Jesucristo, que cada día muero. Desde un punto de vista humano, ¿de qué me sirve haber luchado en Éfeso contra las fieras? Si los muertos no resucitan, comamos y bebamos, porque mañana moriremos . No os engañéis: «Las malas compañías corrompen las buenas costumbres». Sed sobrios como es debido y no pequéis, porque algunos no conocen a Dios. Para vergüenza vuestra lo digo. Pero alguno preguntará: «¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán?». ¡Insensato! Lo que tú siembras no vuelve a la vida si no muere antes. Y lo que siembras no es el cuerpo tal como ha de salir, sino el grano desnudo, ya sea de trigo o de algún otro grano. Y Dios le da el cuerpo que él quiere, y a cada semilla su propio cuerpo.

1 CORINTIOS 15:9-38 La Palabra (versión española) (BLP)

que soy el más pequeño entre los apóstoles y que no merezco el nombre de apóstol, por cuanto perseguí a la Iglesia de Dios. Pero la gracia divina ha hecho de mí esto que soy; una gracia que no se ha malogrado en cuanto a mí toca. Al contrario, me he afanado más que todos los otros; bueno, no yo, sino la gracia de Dios que actúa en mí. De cualquier modo, sea yo, sean los demás, esto es lo que anunciamos y lo que vosotros habéis creído. Y bien, si se proclama que Cristo ha resucitado, venciendo a la muerte, ¿cómo andan diciendo algunos de vosotros que los muertos no resucitarán? Si los muertos no han de resucitar, es que tampoco Cristo ha resucitado. Y si Cristo no ha resucitado, tanto nuestro anuncio como vuestra fe carecen de sentido. Es más, resulta que somos testigos falsos de Dios, por cuanto hemos dado testimonio contra él al afirmar que ha resucitado a Cristo, cosa que no es verdad si se da por supuesto que los muertos no resucitan. Porque si los muertos no resucitan, es que no ha resucitado Cristo. Y si Cristo no ha resucitado, vuestra fe carece de valor y aún seguís hundidos en el pecado. En consecuencia también habremos de dar por perdidos a los cristianos que han fallecido. Si todo cuanto esperamos de Cristo se limita a esta vida, somos las personas más dignas de lástima. Pero no, Cristo ha resucitado venciendo la muerte y su victoria es anticipo de la de aquellos que han muerto. Pues si por un hombre vino la muerte, también por un hombre viene la resurrección de los muertos. En efecto, del mismo modo que, al compartir la naturaleza de Adán, toda la humanidad está sujeta a la muerte, en cuanto injertados en Cristo, todos retornarán a la vida. Pero cada uno en el puesto que le corresponda: Cristo en primer lugar como anticipo; después los que pertenecen a Cristo, el día de su gloriosa manifestación. Entonces será el momento final, cuando, aniquiladas todas las potencias enemigas, Cristo entregue el reino a Dios Padre. Mientras tanto, es preciso que Cristo reine hasta que Dios ponga a todos sus enemigos debajo de sus pies. Y como a último enemigo, destruirá a la muerte, porque Dios todo lo sometió debajo de sus pies. Bien entendido que, cuando la Escritura dice que «todo le ha sido sometido», no incluye a Dios, que es quien se lo sometió. Y cuando todo le haya quedado sometido, el Hijo se someterá a quien se lo sometió todo, para que Dios sea soberano de todo. Hay algunos que se hacen bautizar por los que han muerto; si es cierto que los muertos no han de resucitar, ¿qué sentido puede tener ese bautismo? Y nosotros mismos, ¿a qué ponernos en peligro a todas horas? Os aseguro, hermanos, por lo orgulloso que me siento de vosotros ante Cristo Jesús, Señor nuestro, que estoy al borde de la muerte cada día. Y si solo aspiro a una recompensa humana, ¿de qué me sirve haber sostenido en Éfeso un combate contra fieras? Si los muertos no resucitan, ¡comamos y bebamos, que mañana moriremos! No os engañéis: «Las malas compañías corrompen las buenas costumbres». Retornad al buen camino y no sigáis pecando; pues, para vergüenza vuestra, tengo que deciros que algunos de vosotros desconocen a Dios. Alguien preguntará: ¿y cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo lo harán? ¡Tonto de ti! Si tú siembras algo, no cobrará nueva vida a menos que antes muera. Y lo que siembras no es la planta entera que después ha de brotar, sino un simple grano, de trigo o de cualquier otra semilla. Dios, por su parte, proporciona a esa semilla, y a todas y cada una de las semillas, la forma que le parece conveniente.

1 CORINTIOS 15:9-38 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

Pues yo soy el menos importante de los apóstoles, y ni siquiera merezco llamarme apóstol porque perseguí a la iglesia de Dios. Pero soy lo que soy porque Dios fue bueno conmigo y su bondad no ha resultado en vano. Al contrario, he trabajado más que todos ellos; aunque no he sido yo, sino Dios, que en su bondad me ha ayudado. Lo que importa no es si he sido yo o si han sido ellos, sino que este es nuestro mensaje y que esto es lo que habéis creído. Ahora bien, si nuestro mensaje es que Cristo ha resucitado, ¿cómo dicen algunos de vosotros que los muertos no resucitan? Si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, el mensaje que predicamos no sirve de nada, ni tampoco sirve de nada la fe que tenéis. Si esto fuera así, seríamos testigos falsos de Dios, puesto que afirmamos que él resucitó a Cristo cuando en realidad no lo habría resucitado de ser verdad que los muertos no resucitan. Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, vuestra fe no sirve de nada: todavía seguís en vuestros pecados. En este caso también están perdidos los que murieron creyendo en Cristo. Si nuestra esperanza en Cristo solamente se refiere a esta vida, somos los más desdichados de todos los seres humanos. Pero lo cierto es que Cristo ha resucitado. Él es el primer fruto de la cosecha: ha sido el primero en resucitar. Así como por causa de un hombre entró la muerte en el mundo, también por causa de un hombre entró la resurrección de los muertos. Y así como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos tendrán vida. Pero cada uno en el orden que le corresponda: Cristo en primer lugar; después, en el momento en que Cristo vuelva, los que le pertenecen. Entonces vendrá el fin, cuando Cristo derrote a todos los señoríos, autoridades y poderes, y entregue el reino al Dios y Padre. Porque Cristo ha de reinar hasta que todos sus enemigos sean puestos debajo de sus pies; y el último enemigo que será derrotado es la muerte. Porque Dios lo ha sometido todo debajo de los pies de Cristo. Aunque al decir que todo le ha quedado sometido es evidente que esto no incluye a Dios mismo, puesto que Dios es quien le sometió todas las cosas. Cuando todo haya quedado sometido a Cristo, entonces Cristo mismo, que es el Hijo, se someterá a Dios, que es quien sometió a él todas las cosas. Así, Dios será todo en todo. De otra manera, los que se bautizan por los muertos, ¿para qué lo hacen? Si los muertos no resucitan, ¿para qué bautizarse por ellos? ¿Y por qué ponernos nosotros en peligro a todas horas? Porque, hermanos, todos los días estoy en peligro de muerte. Esto es tan cierto como la satisfacción que siento por vosotros como creyentes en nuestro Señor Jesucristo. Yo he luchado con las fieras en Éfeso, pero ¿qué he ganado con ello? Si es verdad que los muertos no resucitan, entonces, como algunos dicen, “¡Comamos y bebamos, que mañana moriremos!” No os dejéis engañar. Como se ha dicho: “Las malas compañías echan a perder las buenas costumbres.” Volved al buen juicio y no pequéis, pues algunos de vosotros no conocen a Dios. Digo esto para que os avergoncéis. Tal vez alguno preguntará: “¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Qué clase de cuerpo tendrán?” ¡La pregunta es tonta! Cuando se siembra, la semilla tiene que morir para que tome vida la planta. Lo que se siembra no es la planta que ha de brotar, sino un simple grano, sea de trigo o de otra cosa. Después Dios le da la forma que quiere, y a cada semilla le da el cuerpo que le corresponde.

1 CORINTIOS 15:9-38 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

Admito que yo soy el más insignificante de los apóstoles y que ni siquiera merezco ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios. Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y la gracia que él me concedió no fue infructuosa. Al contrario, he trabajado con más tesón que todos ellos, aunque no yo, sino la gracia de Dios que está conmigo. En fin, ya sea que se trate de mí o de ellos, esto es lo que predicamos, y esto es lo que vosotros habéis creído. Ahora bien, si se predica que Cristo ha sido levantado de entre los muertos, ¿cómo dicen algunos de vosotros que no hay resurrección? Si no hay resurrección, entonces ni siquiera Cristo ha resucitado. Y, si Cristo no ha resucitado, nuestra predicación no sirve para nada, como tampoco vuestra fe. Aún más, resultaríamos falsos testigos de Dios por haber testificado que Dios resucitó a Cristo, lo cual no habría sucedido si en verdad los muertos no resucitan. Porque, si los muertos no resucitan, tampoco Cristo ha resucitado. Y, si Cristo no ha resucitado, vuestra fe es ilusoria y todavía estáis en vuestros pecados. En este caso, también están perdidos los que murieron en Cristo. Si la esperanza que tenemos en Cristo fuera solo para esta vida, seríamos los más desdichados de todos los mortales. Lo cierto es que Cristo ha sido levantado de entre los muertos, como primicias de los que murieron. De hecho, ya que la muerte vino por medio de un hombre, también por medio de un hombre viene la resurrección de los muertos. Pues, así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos volverán a vivir. Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; después, cuando él venga, los que le pertenecen. Entonces vendrá el fin, cuando él entregue el reino a Dios el Padre, después de destruir todo dominio, autoridad y poder. Porque es necesario que Cristo reine hasta poner a todos sus enemigos debajo de sus pies. El último enemigo que será destruido es la muerte, pues Dios «ha sometido todo a su dominio». Al decir que «todo» ha quedado sometido a su dominio, es claro que no se incluye a Dios mismo, quien todo lo sometió a Cristo. Y, cuando todo le sea sometido, entonces el Hijo mismo se someterá a aquel que le sometió todo, para que Dios sea todo en todos. Si no hay resurrección, ¿qué sacan los que se bautizan por los muertos? Si en definitiva los muertos no resucitan, ¿por qué se bautizan por ellos? Y nosotros, ¿por qué nos exponemos al peligro a todas horas? Que cada día muero, hermanos, es tan cierto como el orgullo que siento por vosotros en Cristo Jesús nuestro Señor. ¿Qué he ganado si, solo por motivos humanos, en Éfeso luché contra las fieras? Si los muertos no resucitan, «comamos y bebamos, que mañana moriremos». No os dejéis engañar: «Las malas compañías corrompen las buenas costumbres». Volved a vuestro sano juicio, como conviene, y dejad de pecar. En efecto, hay algunos de vosotros que no tienen conocimiento de Dios; para vergüenza vuestra lo digo. Tal vez alguien pregunte: «¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué clase de cuerpo vendrán?» ¡Qué tontería! Lo que tú siembras no cobra vida a menos que muera. No plantas el cuerpo que luego ha de nacer, sino que siembras una simple semilla de trigo o de otro grano. Pero Dios le da el cuerpo que quiso darle, y a cada clase de semilla le da un cuerpo propio.