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1 CORINTIOS 6:9-20

1 CORINTIOS 6:9-20 Reina Valera 2020 (RV2020)

¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No os engañéis: ni los lujuriosos, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se acuestan con hombres, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los difamadores, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos, pero ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios. Todas las cosas me están permitidas, pero no todas convienen; todas las cosas me están permitidas, pero yo no me dejaré dominar por ninguna. Los alimentos son para el estómago, y el estómago para los alimentos; pero tanto al uno como a los otros Dios los destruirá. Pero el cuerpo no es para la inmoralidad sexual, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo. Y Dios, que levantó al Señor, también a nosotros nos levantará con su poder. ¿O ignoráis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Voy yo a tomar a los miembros de Cristo y los haré miembros de una ramera? ¡De ninguna manera! ¿O no sabéis que el que se une con una ramera, es un cuerpo con ella? Pues la Escritura dice: Los dos serán una sola carne. Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él. Huid de la inmoralidad sexual. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; pero el que comete inmoralidad sexual, peca contra su propio cuerpo. ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo que habéis recibido de Dios y que está en vosotros, y que ya no sois dueños de vosotros mismos? Pues por un precio habéis sido comprados. Por tanto, glorificad a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, que son de Dios.

1 CORINTIOS 6:9-20 La Palabra (versión española) (BLP)

¿Ignoráis acaso que los que hacen el mal no tendrán parte en el reino de Dios? No os llaméis a engaño: ni los lujuriosos, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los difamadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios. Y esto es lo que antes erais algunos de vosotros. Pero habéis sido purificados, consagrados y justificados en el nombre de Jesucristo, el Señor, y por la acción del Espíritu de nuestro Dios. Andan diciendo algunos: «Todo me está permitido». Sí, pero no todo es conveniente. Y, aunque todo me esté permitido, no debo dejar que nada me esclavice. Dicen también: «La comida es para el estómago, y el estómago, para la comida»; pero Dios hará que perezcan ambas cosas. Y, en todo caso, el cuerpo no está hecho para la lujuria, sino para el Señor. A su vez, el Señor es para el cuerpo. Por su parte, Dios, que resucitó al Señor, nos resucitará también a nosotros con su poder. ¿Ignoráis que vuestros cuerpos son miembros del cuerpo de Cristo? ¿Y voy a convertir un miembro de Cristo en miembro de prostituta? ¡De ningún modo! Sabéis, en efecto, que unirse a una prostituta es hacerse con ella como un solo cuerpo. La misma Escritura lo dice: Los dos formarán un solo ser. En cambio, el que se une al Señor, formará con él un solo ser en la esfera del Espíritu. Huid de la lujuria. Cualquier otro pecado que la persona cometa queda fuera del cuerpo, pero el pecado de la lujuria ofende al propio cuerpo. ¿No sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo que habéis recibido de Dios y que habita en vosotros? Ya no sois los dueños de vosotros mismos. Habéis sido rescatados a buen precio; glorificad, pues, a Dios con vuestro cuerpo.

1 CORINTIOS 6:9-20 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

¿No sabéis que los malvados no tendrán parte en el reino de Dios? No os dejéis engañar, pues en el reino de Dios no tendrán parte los que cometen inmoralidades sexuales, ni los idólatras, ni los que cometen adulterio, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los difamadores, ni los tramposos. Esto erais antes algunos de vosotros; pero ahora ya habéis recibido el baño de la purificación, y habéis sido santificados y hechos justos en el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios. Se dice: “Yo soy libre de hacer lo que quiera.” Es cierto, pero no todo conviene. Sí, yo soy libre de hacer lo que quiera, pero no debo dejar que nada me domine. También se dice: “La comida es para el estómago y el estómago para la comida.” Es cierto, aunque Dios va a terminar con ambas cosas. En cambio, no es verdad que el cuerpo sea para la inmoralidad sexual, sino que el cuerpo es para el Señor y el Señor es para el cuerpo. Y así como Dios resucitó al Señor, también nos resucitará a nosotros por su poder. ¿Acaso no sabéis que vuestro cuerpo es parte del cuerpo de Cristo? ¿Y habré de tomar yo esta parte del cuerpo de Cristo para hacerla parte del cuerpo de una prostituta? ¡De ninguna manera! ¿No sabéis que cuando un hombre se une con una prostituta, los dos se hacen un solo cuerpo? Porque la Escritura dice: “Los dos serán como una sola persona.” Pero cuando alguien se une al Señor, se hace espiritualmente uno con él. Huid, pues, de la inmoralidad sexual. Ningún otro pecado afecta al cuerpo de la persona que lo comete, pero el que comete inmoralidades sexuales peca contra su propio cuerpo. ¿No sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo que Dios os ha dado, y que el Espíritu Santo vive en vosotros? No sois vosotros vuestros propios dueños, porque Dios os ha comprado por un precio. Por eso debéis honrar a Dios en el cuerpo.

1 CORINTIOS 6:9-20 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

¿No sabéis que los malvados no heredarán el reino de Dios? ¡No os dejéis engañar! Ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los sodomitas, ni los pervertidos sexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los calumniadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios. Y eso erais algunos de vosotros. Pero ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios. «Todo me está permitido», pero no todo es para mi bien. «Todo me está permitido», pero no dejaré que nada me domine. «Los alimentos son para el estómago y el estómago para los alimentos»; así es, y Dios los destruirá a ambos. Pero el cuerpo no es para la inmoralidad sexual, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo. Con su poder, Dios resucitó al Señor, y nos resucitará también a nosotros. ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo mismo? ¿Tomaré acaso los miembros de Cristo para unirlos con una prostituta? ¡Jamás! ¿No sabéis que el que se une a una prostituta se hace un solo cuerpo con ella? Pues la Escritura dice: «Los dos llegarán a ser un solo cuerpo». Pero el que se une al Señor se hace uno con él en espíritu. Huyan de la inmoralidad sexual. Todos los demás pecados que una persona comete quedan fuera de su cuerpo; pero el que comete inmoralidades sexuales peca contra su propio cuerpo. ¿Acaso no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en vosotros y que habéis recibido de parte de Dios? No sois vosotros vuestros propios dueños; Fuisteis comprados por un precio. Por tanto, honrad con vuestro cuerpo a Dios.